Hoy hablaremos de un tema controvertido, un tema que hoy resulta totalmente abominable, pero que no lo era en la antigua Grecia. Hoy hablaremos de la pederastia.
La pederastia griega era una relación entre un joven adolescente (erómenos o amado) y un hombre adulto (erastés o amante).
Era una actividad de carácter principalmente pedagógica que se dio en toda la antigua Grecia, especialmente en ambientes aristocráticos, y que continuó incluso en Roma.
La pederastia hoy es una actividad condenable y deplorable. El concepto de la pederastia en la antigua Grecia difiere de lo que hoy entendemos por pederastia, consistía en un medio totalmente aceptado de instruir, educar o fortalecer los diferentes tipos de relaciones sociales.
Nos vamos a centrar en la pederastia de la antigua Grecia, y más concretamente la pederastia en la sociedad espartana.
Los griegos tenían una percepción de la sexualidad bastante diferente de la actual. No usaban los términos actuales de “homosexualidad” y “heterosexualidad” para definir la orientación sexual de una persona.
Los antiguos griegos no trazaron una línea divisoria entre homosexuales y heterosexuales. Ambos conceptos se integraban en uno solo y no existía la dualidad actual.
No consideraban que la atracción o los estímulos sexuales de una persona siguieran esta división bipartita en función del género que tenemos hoy. El acto sexual tenía más que ver con el papel social que con el género.
Las relaciones de pederastia tenían un carácter homosexual, ya que el fin que perseguía así lo requería. Un erastes, que era un adulto, ejercía un papel dominante y un erómenos, que era un efebo, adoptaba el rol de dominado.
Todo ello, con una naturaleza pedagógica. Jenofonte compara las relaciones pederastas con el amor que tenían entre sí un padre y un hijo.
El placer en las relaciones pederastas ocupa un segundo plano y la persecución del gozo sexual no solo no se tenía en cuenta, sino que era algo desaprobado por la sociedad, en el caso de que se buscara de una manera explícita.
La edad en la que se empezaban a realizar estos ritos dependía de la polis. Estudiar la pederastia en la antigua Grecia supone conocer mejor el comportamiento social y sexual de los antiguos griegos.
En Esparta, por ejemplo, ocurría alrededor de los 12 años, durante su educación militar o agogé. La pederastia femenina, que también existía, ocurría incluso antes (a veces antes de la primera menstruación).
En la masculina, estas prácticas no suponen en absoluto una pérdida de la virilidad. En Esparta, estas prácticas estaban vinculadas al ejército y consistían en el medio a través del cual se adquirían conocimientos y se fortalecía la confianza entre los compañeros.
El origen de esta práctica es incierto. La teoría con más defensores señala que fue introducida por los dorios. Se cree que la pederastia se habría institucionalizado en Esparta, muy vinculada al rito militar y al paso de adolescente a adulto en el contexto de instrucción militar.
Unas relaciones receptor-alumno, en la que el maestro amante (erastés) preparaba física y moralmente a a su amado (erómenos). El agogé, o educación espartana, comprendía un total de 13 años, de los 7 a los 20, con dos estadios de cuatro años y un último de cinco.
Después tenían un último periodo de formación de 10 años hasta los 30, que era la edad a la que solían casarse. la pederastia ocurría en el segundo estadio de la agogé (entre los 12 y 15 años), que era la edad en la que se pasaba de ser un niño (pais) a un adolescente (paidiskos).
Los jóvenes buscaban entonces a alguien a quien imitar y el erastés (amante) asumía la potestad moral de guía y conductor.
En la sociedad de la antigua Grecia, y en especial en Esparta, los ciudadanos de pleno derecho se dedicaban a aquellas actividades que hacen al hombre más libre, entre las que destacaban la guerra y el deporte.
Es por esto por lo que eran en los gimnasios los lugares en donde se daban las relaciones pederastas. Como digo, las relaciones sexuales no eran el objetivo de estas relaciones.
Platón, que habla muchas veces de estas relaciones en sus diálogos, decía que los coitos en gimnasios eran actos más propios de las bestias que de los hombres.
La pederastia estaba totalmente institucionalizada en Esparta. Incluso se ven escritos en los que se sostiene que aquel espartano que no ejerciera de erastés podía ser multado. La pederastia era un asunto de Estado.
El objetivo de estos vínculos amorosos era asegurar las eispneas, una especie de conexión mental fuerte entre las dos personas. Algo que se podría traducir como un “amor pederasta”.
En Esparta esto estaba relacionado con lo masculino, con lo viril, con la fortaleza que se espera de un hombre en el mundo griego. Los amantes compartían con los niños su reputación.
Es por esto por lo que la pederastia necesariamente debía ser homosexual, ya que se perseguía a través de ella, la formación de los jóvenes como ciudadanos, como sujetos políticos; y esto era una condición que solo podía ser transmitido a los varones por los varones.
Hay autores que han desligado a la pederastia masculina del contexto militar y la consideran como una condición ritual, un rito iniciático, más relacionado con el paso de la adolescencia al periodo adulto, sin las connotaciones guerreras.
De todas formas, existen vacíos históricos que dificultan una posición clara entre sí la pederastia masculina en Esparta respondía razones pedagógicas militares, rituales o ambas.
Con respecto a la connotación ritual, tenemos un ejemplo en la fiesta de las Jacintas, unas fiestas que se celebraban en Esparta en mayo-junio. Se celebraban en el Santuario de Apolo de Amilcas y conmemoraban a Apolo, el erastés por antonomasia.
Apolo se enamoró del joven Jacinto, hijo de un rey espartano, al que mató sin querer durante sus clases de lanzamiento de disco. De la sangre del joven surgirá la flor del Jacinto.
En el mito se representa Jacinto como el paso de adolescente a adulto, que solía coincidir con el crecimiento de la barba. Para los espartanos, la barba no era un elemento neutro y era una característica propia del guerrero adulto.
También tenemos referencias a la pederastia en los mitos de Heracles, muy relacionados con la ascendencia Doria de los espartanos. Este héroe también practicó la pederastia y al parecer habría tenido como erómenos a Hilas.
Otros ámbitos en que la pederastia masculina tenía su campo de acción eran en las relaciones clientelares de carácter político, junto con el matrimonio heterosexual, que también servía para crear vínculos políticos.
El sexo no se limitaba a la pareja, sino que se consideraba como un vehículo de relación social y política. Los espartanos no esperaban de sus parejas la fidelidad sexual que entendemos en la actualidad. El sexo con efebos podía generar vínculos de índole político.
De todas formas, los defensores de estos fines de clientelismo en la pederastia no explican por qué nunca encontramos pederastia entre hombres adultos, si lo que se trata es de establecer vínculos de confianza.
Por último, trataremos la pederastia femenina. En la sociedad espartana la mujer gozaba de unos derechos y libertades impensables en otras partes del mundo griego. La alusión a la pederastia femenina en la literatura clásica es prácticamente inexistente.
La sociedad griega era una sociedad hecha por hombres y para hombres, pero sí que hay referencias al sexo lésbico, como, por ejemplo, en el diálogo de platón “el Banquete”.
En este diálogo se narra el mito de las mitades, en el que explican las relaciones heterosexuales y homosexuales de una manera abierta. De todas formas, Platón está hablando de sexo homosexual entre personas adultas.
Las espartanas de buena reputación (kaloi kai agathos) podían tener relaciones pederastas, lo que se relaciona con el hecho que podían instruir y ser instruidas. Algo impensable en otras polis en las que la mujer tenía un papel secundario y era una pertenencia del hombre.
La pederastia femenina estuvo presente en dos ámbitos diferentes: el gimnasio y el coro. La mujer espartana era la única persona capaz de dar a luz a soldados espartanos, por lo que tenían un estatus especial.
Tenían que estar en una buena forma física al igual que los hombres, por lo que se frecuentaban los gimnasios. Parece común que fueran entrenadoras de sus alumnas y, al igual que la agogé masculina, ejercían relaciones de maestra-alumna.
Además de en este contexto también hay referencias a relaciones de pederastia en los coros de doncellas, unos coros exclusivos de mujeres. Esto debía suponer una introducción a la condición adulta posterior y a el matrimonio heterosexual.
Como vemos la pederastia en el mundo griego antiguo, dista del concepto abominable y despreciable de la pederastia hoy, aunque también tiene conceptos que hoy nos chirrían. Jenofonte se refiere a pederastia como “la mejor educación” (ten kallisten paideian).
Estas relaciones, en el caso de la masculina, no suponía en ningún caso una pérdida de la virilidad, sino todo lo contrario. Hoy nos resulta chocante, incluso desagradable, pero estos ritos iniciáticos en los que hombres adultos forman a los jóvenes en su paso a la vida adulta.
Estos ritos, incluyendo prácticas sexuales, se ha dado en otras culturas a lo largo de la historia, como en tribus aborígenes en Australia, Nueva Guinea, Papúa, etc.
No es mi intención cuestionar el motivo por el cual unas personas del siglo VII a. C. establecían esta clase de vínculos amorosos.
No pretendo justificar ni hacer apología, de manera alguna, a la pederastia, sino más bien comprender la práctica en su contexto histórico y cultural, es decir en una sociedad de hace 25 siglos.
Hay muchas muestras de estos actos en la cerámica griega, en las que se ven escenas de sexo entre hombres adultos y jóvenes efebos, relacionadas con la pederastia.
De todas formas, no queda claro si se producían realmente estas relaciones sexuales o no. Algunos autores creen que estas pinturas no reproducían la realidad de este tipo de relaciones.
A pesar de la controversia que genera, el estudio de la pederastia en la antigua Grecia nos ofrece una oportunidad de reflexionar sobre las complejidades de la historia y la necesidad de un análisis crítico y matizado del pasado.
¿Como verán nuestras costumbres y hábitos sociales actuales los historiadores que nos estudien dentro de 25 siglos?