Antigua Grecia logo Antigua Grecia

Hoy hablaremos del matrimonio en la antigua Grecia y sus relaciones con la sexualidad, el amor y la dominación. Dentro hilo.

En la antigua Grecia, los ritos del matrimonio eran múltiples y dependían de las polis, debido al fraccionamiento de la cultura griega en diferentes ciudades estado independientes entre sí.

Las costumbres adquirían un carácter regional y, a pesar de compartir los mismos dioses, los ritos como el matrimonio estaban dedicados a diversas divinidades. Artemisa representaba el abandono del mundo salvaje de la infancia, Afrodita, el deseo y Hera la madurez.

El matrimonio consistía en un rito privado, ajeno a los servicios estatales y religiosos.

La edad óptima para contraer matrimonio, como sugiere Platón en “las leyes”, rondan los 30 años para los hombres y los 16 para las mujeres. De todas formas, esta franja de edades cambia con las diferentes polis.

El rito del matrimonio duraba varios días y había sido concertado años antes por el padre de la novia. Comenzaba con la fiesta de las Apaturias en donde el novio introducía la novia en su fratía (su clan o comunidad) y hacía público, su compromiso.

Untitled

Después, el novio ofrecía un sacrificio y una comida, llamada Gamelia, a los miembros de su fratía. El periodo preferido para las bodas era el mes de Gamelion (más o menos correspondiente a nuestro mes de enero).

La boda duraba tres días. El día de la víspera (Proteleia) se hacía un sacrificio a las divinidades y la muchacha se consagraba a una divinidad, generalmente Artemisa, y entregaban a la diosa objetos simbólicos, como juguetes y un mechón de pelo, atributos de su niñez virginal.

En algunas polis entregaba su cinturón a Atenea Apaturia. Durante el segundo día, el Gamos, las casas se decoraban con ramos de olivo y laurel. El padre de la novia hacía un sacrificio y se ofrecía un banquete en el que se servían tortas de sésamo, símbolo de la fecundidad.

Hombres y mujeres comían por separado. Un niño, llamado amphitales o “cuyos padres viven”, repartía pan entre los invitados mientras decía “he huido del mal, he encontrado lo mejor”.

Entonces emprendían un cortejo, cantando cantos de himeneo, a la luz de antorchas, que conducía a los novios de la casa de la novia a su nuevo hogar, en la casa del novio. Los suegros de la novia le entregaban una torta de sésamo, miel y un membrillo, signos de la fecundidad.

Untitled

La novia deambulaba en torno al fuego familiar mientras se arrojaba frutos secos y nueces sobre la cabeza, en un rito denominado katachusmata, y que significaba la integración de la novia en el nuevo hogar.

Después de esto, los dos esposos iban al hecho conyugal y consumaban el matrimonio mientras continuaba la fiesta en la casa. El día siguiente (Epaulia) se hacían más sacrificios y banquetes y los novios recibían regalos.

Como digo, los ritos varían en las diferentes polis. En Esparta, por ejemplo, era también costumbre, realizar ritos de inversión, donde los muchachos podían vestir ropa de mujer y las muchachas de hombre.

El matrimonio modificaba la condición de los novios, especialmente la de los varones, que los convertía en hombres libres. La mujer, por el contrario, pasaba de pertenecer a la casa de su padre a pertenecer a la casa de su reciente esposo.

La mujer permanecía unida al yugo de su marido, como una yegua que ha de domarse. En la mentalidad de los antiguos griegos, las mujeres eran algo salvaje que debía “domesticarse” y que no podía vivir emancipada y sola.

De todas formas, la institución del matrimonio variaba mucho, dependiendo de la diferenciación entre las clases altas y las clases bajas.

El matrimonio estuvo pensado inicialmente para la transmisión de propiedades entre las clases altas y posteriormente fue adoptado también por las clases bajas con diferentes propósitos.

El matrimonio suponía un acuerdo sobre la dote de la esposa, fundamentalmente, bienes inmuebles, que consistía en la principal fuente de riqueza de la época.

El matrimonio como alianza de familias de clase alta, era casi siempre ajeno a los intereses de los novios que no tenían poder de decisión.

Untitled

Este contrato otorgaba a los implicados la legitimidad en su sucesión y establecía la herencia que percibirían. La cuantía de la dote que aportaba la novia dependía del estatus de la familia.

La dote pertenecía a la novia y, en caso de divorcio, la cuantía le era devuelta en su totalidad.

El matrimonio era una institución totalmente asimétrica entre sus miembros, fundamentalmente por la edad. El hombre tenía unos 30 años y se encontraba en plena adultez.

Había pasado ya la instrucción militar y, muy probablemente habría combatido en varias batallas. Una vez casado asumía la dirección de la casa (oikos) paterna y era considerado un ciudadano de pleno derecho, con derecho a participar en la asamblea ciudadana.

La mujer, de entre 14 a 16 años, era una adolescente que, en el caso de las familias de clase alta, no había salido prácticamente de la casa familiar.

Era arrancada del hogar paterno y convertida repentinamente en una persona adulta, junto a un señor que le doblaba la edad y al que no conocía.

En lo referente al sexo, era una situación también totalmente asimétrica. El hombre solía tener una amplia experiencia con concubinas, esclavas o muchachos, mientras que la mujer no conocía absolutamente nada.

Para la mujer, el matrimonio consistía en un rito de iniciación a la edad adulta y un paso de cero a cien en tres días.

El matrimonio no consistía en la unión de las familias del novio y de la novia. Era más bien la adopción de la mujer en la familia del marido. La mujer dependía política, económica, social y jurídicamente de su marido, y solo podía mantener relaciones con su esposo.

Esta unión no era la única unión válida entre un hombre y una mujer, pero era la más deseable para las polis, ya que generaba cohabitación y producía una descendencia legítima de futuros ciudadanos de la polis.

Como vemos, el matrimonio suponía una alianza entre familias poderosas, donde la atracción entre los contrayentes era algo superfluo y jamás podía ser considerado como un factor de elección. La atracción convertiría al matrimonio en algo lujurioso y sin seriedad.

Esta división entre amor y matrimonio hacía que la búsqueda de la felicidad en relaciones extramatrimoniales fuese algo común (solamente por parte del marido, por supuesto).

Untitled

El matrimonio no le exigía al hombre una fidelidad y podía mantener relaciones sexuales con otras personas de una manera abierta y sin ocultarlo. La moral griega era una moral hecha por hombres y para hombres.

El adulterio femenino sí que podía ser castigado. El matrimonio actuaba como elemento legimitizador de la descendencia, en un mundo en el que no había forma de conocer la paternidad de los hijos (futuros ciudadanos libres).

Es por esto por lo que el concepto de violación era menos grave que seducir a una mujer casada.

La razón era simple. Una violación suponía apoderarse por la fuerza del cuerpo de una mujer, mientras que las seducción de una mujer casada implicaba, además, apoderarse de la autoridad del marido de esta.

El divorcio estaba aceptado, y era llevado por iniciativa del varón, y no siempre. Hay raros casos de divorcios por iniciativa de la mujer, por casos de malos tratos, pero la mujer necesitaba el apoyo de padres o hermanos. Recordemos que el marido era el tutor legal de la mujer.

El divorcio suponía, en cualquier caso, que el marido debía devolver la dote de la novia en su totalidad.

La esposa ayudaba al marido en la administración de la casa (oikos) y podía llegar a administrarla totalmente en el caso de que este falleciera. El matrimonio de las clases bajas era más informal, aunque también existían leyes que lo regulaban.

En estos matrimonios sí que se daban factores como la atracción de los novios y la segregación de la mujer no era tan marcada como en las clases altas.

En los matrimonios de clases bajas la mujer normalmente se veía obligada a trabajar junto a su marido para asegurar la subsistencia de la familia.

Esto le permitía salir de casa, a diferencia de las esposas de clases altas que pasaban la mayor parte de su tiempo dentro de sus casas, y más concretamente, en unas dependencias específicas de estas, denominadas gineceo, un lugar exclusivo para las mujeres.

Se da la paradoja de que un mayor estatus social y patrimonio suponía una considerable pérdida de libertad para las mujeres.

En Esparta los ritos eran diferentes. No existía una diferencia de edad tan grande y la mujer ya era adulta cuando se casaba. A la futura novia, se le cortaba el pelo y se le vestía como un varón.

Untitled

Después de eso se la depositaba en un lecho de paja y entraba el marido, que escenificaba un rapto, y terminaban con la consumación del matrimonio. Esto solía suceder mientras que el marido estaba en su fase final de su vida militar (que terminaba los 30 años).

Durante esta fase los hombres tenían que vivir en comunidad en los cuarteles, por lo que los maridos tenían que huir de los cuarteles para mantener relaciones sexuales con sus esposas. Además, no tenían permitido verse de día.

Este periodo era considerado como una fase intermedia entre la soltería y el matrimonio. Tras la instrucción militar el matrimonio pasaría a vivir juntos (en ocasiones ya tenían algún hijo en ese momento).

La percepción de la sexualidad en antigua Grecia era bastante diferente a la actual. No usaban los términos como “homosexual” o “heterosexual”, a pesar de tener prácticas que hoy consideramos como homosexuales y heterosexuales.

Había una libre elección entre ambos sexos, dependiendo de una naturaleza del individuo y del momento de su vida en el que se encontraba. Ambas vertientes eran igualmente válidas y toleradas, tanto que usaban las mismas expresiones para referirse a las relaciones con ambos sexos.

El hombre griego respondía igualmente ante la belleza, tanto de un muchacho como de una mujer.

De todas formas, se diferenciaba entre dos amores. Por un lado, estaba el amor que buscaba el puro interés sexual del acto, que podía darse hacia una mujer o hacia un muchacho.

Un futuro hombre libre con el que podía mantener una amistad en el futuro.

Por otro lado, también estaba el amor antiguo, noble y razonado, que solo se daba hacia amantes masculinos. La mujer no era considerada como un compañero con una calidad intelectual suficiente para perdurar en una amistad duradera. Un muchacho era un ciudadano en potencia.

Con el término Aphrodisia (actos de Afrodita) se refería a todos los placeres, como el sexo, la comida y la bebida, aunque se usaba con más frecuencia para referirse al acto sexual.

No existía preocupación si estos placeres eran permitidos o prohibidos dentro de unos límites morales. El único límite que tenían y que significaba una actividad no aceptada, era la sumisión a los placeres (akolasa).

Lo preocupante no eran los placeres en sí mismos, sino que estos dominen al hombre. La mesura y la templanza eran uno de los principios del ideal griego. Respecto a las prácticas sexuales, existía una paradoja.

Solo la parte activa era honorable mientras que la parte pasiva era sumisa y un mero objeto de placer. En el sexo heterosexual esto no significaba ningún problema, ya que las mujeres no eran ciudadanos y estas estaban en un escalón inferior al del hombre.

El sexo era una actividad de dominación del hombre sobre la mujer. La penetración simbolizaba una actividad de dominio sobre el penetrado.

Es por esto por lo que sexo heterosexual, no era un problema, del mismo modo que el sexo con esclavos, ya que las mujeres y los esclavos eran considerados inferiores per se.

Untitled

Detalle curioso era la felación, que estaba mal vista, ya que se entendía que era la mujer la que dominaba al hombre y esto estaba socialmente desaprobado. El problema en la relaciones sexuales estaba con el sexo homosexual.

Entre hombres adultos del mismo estatus social era impensable, pero entre un hombre adulto y un muchacho, que era un ciudadano en potencia y que asumía un rol dominado, sí que suponía un problema.

La clave estaba en la discreción. El joven nunca tenía que vanagloriarse de asumir un papel pasivo y debía permanecer en silencio, no dando lugar a ningún escándalo, para cuando llegara al estatus de ciudadano.

Como vemos la concepción del sexo, el amor y el matrimonio en la antigua Grecia dista de los conceptos que tenemos hoy y muchos de sus comportamientos, en especial los relacionados con la dominación en el sexo y la relegación de la mujer como un elemento pasivo.

Conceptos hoy no tienen cabida en nuestra sociedad, pero forman parte de nuestras raíces, que se remontan a la Grecia clásica. Quizás esto explica alguno de los comportamientos que seguimos teniendo.