Hoy hablaremos del fundador de una escuela filosófica griega que perduró en la época romana. Hoy hablaremos de Zenón de Citio, fundador del estoicismo.
Zenón, hijo de Mnaseas, un comerciante de origen fenicio, nació en Citio, una ciudad griega de Chipre, en el 333 a. C.
Diógenes Laercio cuenta de él que tenía el cuello inclinado hacia un lado, y Apolonio de Tiro menciona que era flaco, más bien bajo y de piel oscura, por lo que algunos lo apodaban como “el Sarmiento egipcio”.
Durante la primera parte de su vida, Zenón siguió el oficio de su padre, mientras leía algunos libros o a filósofos griegos de su época y anteriores.
A los 30 años llegó a Atenas en un viaje como comerciante y conoció al filósofo cínico Crates de Tebas, quedando seducido por su pensamiento.
Durante esta época escribió una obra, hoy perdida, titulada La República, en la que expone los principios de la filosofía cínica, oponiéndose a la obra del mismo título de Platón.
Esta obra le generó detractores, seguidores de Platón, quienes dijeron, burlándose, que estaba escrita “en la cola del perro”, en alusión despectiva al Cinosargo, el gimnasio donde Antístenes, fundador del cinismo, comenzó.
Recordemos que Kynos significa perro.
Poco a poco se aparta de Crates y de la filosofía cínica por considerarla demasiado radical y desvergonzada. Zenón se acerca a la filosofía de Platón y Aristóteles.
No es que Zenón se convirtiera en platónico o aristotélico, sino que se sirvió de la teoría y el conocimiento de estos para crear su propia escuela.
Exponía sus lecturas, yendo y viniendo por el Pórtico Pintado, también llamado Pórtico de Pisinacte. Se denominaba “pintado” porque estaba decorado con las pinturas de Polignoto.
A sus seguidores se empezó a conocer como “los del pórtico”. De ahí el nombre de estoicos (en griego, pórtico se dice Stoa).
Sus primeros seguidores fueron personas de baja escala social.
Zenón incorporó en su pensamiento elementos de la filosofía cínica, como la paciencia y moderación, así como el rechazo del materialismo y de las riquezas que esclavizan al ser humano. Escribió muchas obras de temas diversos, aunque no se conserva prácticamente nada.
Gracias a las fuentes indirectas podemos determinar que su filosofía se centraba en tres pilares básicos: la lógica, la física y la ética. Mediante la lógica distinguían lo bueno de lo malo.
Esta lógica tiene mucha diferencia con la retórica y la dialéctica: es el camino para alcanzar la verdad y la sabiduría, que nos lleva a alcanzar el bien último, que, al igual que para Aristóteles y prácticamente toda la filosofía helenística, es la felicidad.
Zenón también se acercó a Aristóteles, apartándose de Platón, al determinar que solo podemos conocer el mundo a través de los sentidos. El conocimiento no se basa en ideas innatas, aunque sí se puede alcanzar un conocimiento moral común a todos los seres individuales.
No se conserva mucho de su física, pero parece ser que se fundamentaba en los cuatro elementos fundacionales: fuego, aire, agua y tierra, aunque su elemento fundamental sería el fuego.
En esto del fuego coincide con el presocrático Heráclito, además del concepto de que todo está en un continuo cambio, siendo la eternidad cíclica.
También planteó que todo está sujeto a un dios o logos, que sería el encargado de dar forma y regir todo este proceso. Este dios estoico es un principio activo, una inteligencia superior y ordenadora del mundo, presente en todas partes. Es una visión panteísta de dios.
Su ética se basa en vivir de acuerdo con la naturaleza. La clave de la doctrina estoica está en centrarse solo en lo que depende de uno.
La ética parte de la lógica, ya que de ahí se comprende lo que es bueno, y se apoya en la física para poder obrar de acuerdo con la divinidad.
Los estoicos aceptan el poder de la divinidad y su inteligencia sobre todas las cosas, rechazando la existencia del azar, diferenciándose en esto de los epicúreos.
Aceptan la causalidad aristotélica: toda causa tiene un efecto, y de una buena causa nace un buen efecto, así como de una mala causa nace un mal efecto.
Todo está determinado por el ser divino. Nada se puede hacer para parar lo que debe pasar. La libertad se convierte en algo interno, como la libertad de aceptar el designio de dios, sin sufrimiento.
Este es el camino hacia la felicidad para los estoicos. Para obrar conforme a la naturaleza se requiere un profundo estudio, desprendiéndose de las cosas materiales. La filosofía, para los estoicos, se convierte en una herramienta que ayuda a soportar el vivir.
Es el instrumento para controlar las pasiones y los instintos. También es útil para obedecer la razón y las leyes de la ciudad, lo que los separa radicalmente de la filosofía cínica, que rechazaba la vida en sociedad.
El filósofo estoico debe aprender que no puede controlar lo que no depende de él. Debe aceptar la realidad sin turbaciones. Sufrir por algo que no puede controlar es contrario a la naturaleza.
Un estoico debe mostrarse racionalmente inmutable ante todo lo que está fuera de él y puede causarle dolor. El filósofo estoico debe aprender no a eliminar, sino a controlar sus sentimientos.
Debe obrar con tranquilidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos, lo que se denomina ataraxia. La filosofía estoica es una filosofía del yo, ya que solo uno puede controlar lo que depende de sí mismo.
Pero el hombre es un ciudadano del mundo, y cualquier ciudadano del mundo puede convertirse en un filósofo estoico.
La filosofía de Zenón se hizo muy popular en toda la Hélade griega. No se sabe muy bien cuándo murió, pero se estima que fue hacia el 261 a. C.
Su escuela filosófica continuó con sus discípulos, no solo en todas las capas de la sociedad griega, sino también en la sociedad romana, cuando esta se expandió por los territorios griegos antiguos.
Esta nueva etapa romana del estoicismo se denominó Stoa Media y Stoa Nueva, y contó con grandes políticos e intelectuales del mundo romano, desde esclavos como Epicteto hasta emperadores como Marco Aurelio.
En esta época, el estoicismo comparte protagonismo en la escena filosófica romana con un resurgimiento del pensamiento platónico, que aglutinaba también el pensamiento aristotélico, con la escuela neoplatónica.
A mediados del siglo III, tanto el estoicismo como el neoplatonismo fueron reemplazados por la nueva corriente de pensamiento imperante: el cristianismo, que los hizo desaparecer del ámbito público.
Tal es la figura de Zenón y de la escuela filosófica del estoicismo: una filosofía que empezó triunfando entre las clases sociales más bajas y que llegó a cautivar a lo más alto de la sociedad griega y romana, con emperadores romanos que la adoptaron como modelo de vida.