Hoy hablaremos de uno de los episodios más conocidos de la mitología griega. Los trabajos de Heracles. Dentro hilo.
Como vimos en el hilo de los primeros años de Heracles este, obligado por Hera, mato a su familia y avergonzado preguntó al oráculo de Delfos como purificar su alma. El oráculo le dijo que tenía que hacer lo que el rey Euristeo le ordenara.
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Euristeo, que tenía miedo de que le quitara el trono, le impuso 10 trabajos. Los más peligrosos que se le ocurrían y le dio un plazo de 99 meses para completarlos.
El primer trabajo consistía en matar y despellejar al león de Nemea. Este león era una bestia enorme con una piel impenetrable que vivía en una cueva en la montaña. Heracles le lanza flechas, pero estas no logran traspasar su piel.
También le golpea la cabeza con su maza, pero solo consigue romper la maza. El león arranca un dedo de Heracles, pero este consigue acorralarlo en la cueva. Consigue colocar la cabeza del león bajo su brazo y lo estrangula hasta la muerte.
Con el león muerto intenta quitarle la piel, pero le es imposible romper esa piel. Atenea ayuda a Heracles y le sugiere que use las propias garras de león para despellejarlo. De esta manera lo consigue. Con la piel se hace una capa.
En el segundo trabajo tenía que matar a la hidra de Lerna. La hidra era un monstruo enorme que vivía en los pantanos de Lerna. Tenía un cuerpo grande, como un perro, y 7 cabezas de serpiente con cuellos largos. Heracles empieza a luchar con la Hidra.
Aplasta las cabezas con su maza, pero se da cuenta que según las aplastaba le iban creciendo nuevas. Hera sigue fastidiando a Heracles y le manda un cangrejo que le muerde el pie. Heracles rompe la cáscara del cangrejo de una patada.
Se le ocurre una cosa. Llama a su primo Yolao, que le acompañaba, y le pide que tome una antorcha. Le dice a Yolao que queme el cuello de las cabezas según las va cortando. De esta manera las cabezas no se reproducen y consigue matar a la hidra.
Heracles usa la sangre de la hidra para mojar la punta de sus flechas. Esta sangre hace que las heridas producidas por las flechas sean incurables y produzcan fuertes dolores.
El tercer trabajo consiste en capturar a la cierva de Cerinia. Esta cierva era un animal blanco con pezuñas de latón y cuernos dorados, que pertenecía a la diosa Artemisa. Heracles tardó un año en atrapar a la cierva, persiguiéndola por los montes y valles de toda Grecia.
Al final le lanzó una flecha (sin el veneno de la Hidra) que le pasó entre el tendón y el hueso de las patas delanteras, sin hacerle sangre, como si fuera un alfiler. Esto hizo tropezar a la cierva cosa que Heracles aprovecha para capturar a la cierva y llevársela a Euristeo.
Dado que no ha matado a cierva, la diosa Artemisa le perdona e incluso admira la destreza de Heracles. Euristeo libera a la cierva (no es cuestión de enfadar a la Artemisa)
En el cuarto trabajo tenía que capturar al jabalí de Erimanto. Este jabalí era un animal enorme con colmillos como los de un elefante y una piel invulnerable a las flechas. Heracles persigue al jabalí por las montañas en invierno hasta que el jabalí queda atrapado por la nieve.
Heracles le ató las patas y cargó con él hasta el palacio de Euristeo. Este, al ver llegar a Heracles con el jabalí a la espalda, echa a correr y se esconde en una tinaja de bronce.
El quinto trabajo consiste en limpiar los establos del rey Augias en un día. Augias era dueño de miles de cabezas de ganado y nunca limpiaba la suciedad de los animales. Augias le apuesta a Heracles 20 vacas contra una a que no es capaz de limpiar los establos.
Eran tantos animales que cuando terminaba en el último rincón el resto volvería a estar sucio. Solo tenía un día. Heracles cavó unos canales que conectó con 2 ríos cercanos.
Abrió las puertas de los establos e hizo que el agua pasara por dentro de estos. De esta manera logra limpiarlo todo en un día. Augias paga la apuesta.
El sexto trabajo consiste en matar a las aves comedoras de hombres de lago Estínfalo. Estas eran unas aves con plumas de metal, parecidas a las grullas, con unos picos capaces de atravesar una coraza. Heracles les lanza flechas, pero estas rebotan contra las plumas metálicas.
Tampoco podía nadar y acercarse a ellas ya que el lago era demasiado farragoso. Atenea ayuda a Heracles. Le entrega un sonajero de bronce y le dice que lo agite. Heracles lo hace y las aves alzan el vuelo.
De esta manera consigue matarlas lanzándoles flechas desde abajo ya que no tenían las plumas metálicas en la parte inferior.
En el séptimo trabajo Heracles tenía que capturar el toro de Creta. Este toro sembraba el terror en l Creta. Era el toro blanco con cuernos dorados que Poseidón había enviado al rey Minos.
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Dado que Minos no sacrificó al toro, como le pedía el dios, Zeus lo castigó dejando que causara estragos en Creta. Heracles sigue la pista del toro hasta el bosque. Se sube a un árbol y espera a que pase.
Entonces salta sobre él y le coloca una anilla en la nariz. Así consigue transportarlo por mar y entregárselo a Euristeo.
En el octavo trabajo tenía que capturar las 4 yeguas del rey Diomedes de Tracia. Diomedes alimentaba a las yeguas con carne humana de extranjeros. Heracles navega hasta Tracia y va al palacio de rey. Se dirige directamente a los establos.
Ahuyenta a los mozos y baja las yeguas a la orilla del mar. Diomedes se entera y sale, junto a sus guardias, en busca de Heracles. Heracles deja a un mozo al cuidado de las yeguas y lucha contra Diomedes y los guardias.
Vence a los guardias y deja sin sentido a Diomedes con un golpe de su mazo. Las yeguas, que ya se habían comido al mozo que no pudo controlarlas, también se comen a Diomedes. Heracles hace unos juegos fúnebres (algo destinado a los héroes) en honor al mozo (Abdeno).
Dado que no puede llevar las yeguas en su barco las ata a la cuadriga de Diomedes y regresa a casa por el camino de Macedonia.
En el noveno trabajo Heracles tenía que traer a Euristeo el cinturón de Hipólita, la reina de las amazonas, del que se había encaprichado la hija de Euristeo. Hipólita vivía en la costa sur de mar Negro.
Heracles llega sin problemas a la tierra de las amazonas, pero, una vez allí, la diosa Hera se disfraza de amazona y hace correr el rumor de que Heracles venía a raptar a su reina. Esto desencadena una trifulca entre los hombres de Heracles y las amazonas que termina con la muerte accidental de Hipólita.
Herácles toma el cinturón del cuerpo sin vida de la reina y regresa con el a la corte del rey Euristeo. Como dato curioso tenemos que, entre los hombres de Heracles, estaba el héroe ateniense Teseo.
Este se había enamorado de una amazona (Antíope) y la rapto y se la llevó a Atenas. Este es el germen de la enemistad entre las amazonas y los atenienses que termina en la amazonomaquia, representada en uno de los frisos del Partenón.
El décimo y último trabajo era robar las vacas del rey Gerión. Gerión tenía 3 cuerpos unidos. Vivía en el extremo oeste del mar Mediterráneo, más allá de España y África (que en aquellos tiempos estaban unidas).
Navega en una copa de oro que el rey Helios le presta y usa como vela la piel del león de Nemea. Para poder llegar Heracles abre con su fuerza un canal (lo que hoy es el estrecho de Gibraltar). A los acantilados que quedan a cada lado se les denomina las columnas de Heracles.
Estas columnas son las que aparecen hoy en el escudo de la bandera de España.
Cuando llega al reino de Gerión lucha con un perro de dos cabezas. Luego Gerión sale a luchar con Heracles. Hera ayuda a Gerión deslumbrando a Heracles, pero este le lanza una flecha que atraviesa los tres cuerpos de Gerión. También lanza una flecha que hiere a Hera.
Captura las vacas y regresa con ellas por los pirineos, pero al llegar a los Alpes un mensajero de Hera le engaña y le hace que baje por Italia en vez de seguir a Grecia. Encima, cuando llega a Triente, Hera manda un tábano que pica los genitales de las vacas que huyen despavoridas.
Heracles tiene que perseguir durante 500 millas a las vacas hasta Crimea. Allí una fea mujer con cola de serpiente promete ayudar a Heracles si este le besa. Heracles accede de mala gana y consigue capturar a las vacas, y llegar sano y salvo a Grecia.
Con esto, en teoría, Heracles habría terminado sus 10 trabajos en el tiempo acordado, pero Euristeo, siguiendo los consejos de Hera, dice que en el segundo trabajo, Yolao le ayudó, y en el quinto, el rey Aurias le pagó por limpiar el establo. Heracles se queja, pero terminan imponiéndole dos trabajos más.
En el undécimo trabajo Heracles tenía que conseguir las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Estas manzanas estaban en el jardín que la diosa Gea había regalado a Zeus y Hera en su boda.
Las hespérides, hijas del titán Atlas, custodiaban el jardín junto con un dragón que no dormía y que estaba enroscado en el árbol. En el camino al jardín Heracles se encuentra con Prometo, encadenado a una roca y con un águila devorándole el hígado eternamente.
Heracles salva a Prometeo matando al águila. Prometeo como agradecimiento le dan un consejo a Heracles. Le dice que no tome las manzanas directamente del árbol.
Cuando Heracles llega al jardín se encuentra con el titán Atlas cumpliendo el castigo que Zeus le había impuesto por sublevarse contra él en la Titanomaquia, sosteniendo la bóveda celeste.
Heracles le dice a Atlas que le releva un rato de su castigo si le coge las manzanas del árbol (para hacer caso al consejo de Prometeo y no hacerlo él). Atlas accede, pero le pide que primero mate al Dragón. Heracles mata al dragón y sujeta la bóveda celeste.
Atlas liberado coge las manzanas, pero este no tenía intención de volver al castigo. Le dice a Heracles que, ya si eso, él mismo le lleva las manzanas a Euristeo y que luego regresa.
Heracles, que sabe que Atlas no tiene intención de regresar, le dice que genial pero que antes le aguante un segundo la bóveda para que pueda hacerse una almohada con la piel del león de Nemea para estar más cómodo.
Atlas accede. Heracles toma las manzanas, deja a Atlas con la bóveda celeste y vuelve al palacio de Euristeo.
El duodécimo trabajo, el ya último, era el más duro de todos. Heracles tenía que bajar al inframundo y capturar al perro Cerbero. Cerbero era un perro de tres cabezas guardián del Inframundo. Para poder descender al inframundo primero va a Eleusis para purificarse.
Cuando llega al inframundo, el barquero Caronte se niega a transportarle. Le dice que él no transporta a vivos. Heracles amenaza a Caronte con destrozar la barca y este termina accediendo. Posteriormente Hades (el dios del inframundo) castiga a Caronte por la cobardía.
Heracles pide ayuda la esposa de Hades, Perséfone. Hades termina accediendo a que Heracles se lleve a Cerbero a condición de que lo devuelva y, sobre todo, que dominara a Cerbero sin herirlo.
Heracles, protegido de los zarpazos del perro por la piel del león de Nemea, consigue apretar la garganta del perro hasta que lo deja inconsciente. Euristeo al ver regresar a Heracles con Cerbero casi muere del susto.
Euristeo declara libre de los trabajos a Heracles y le dice que lleve de vuelta al perro al inframundo.
Con esto terminan los 12 (10+2) trabajos de Heracles, aunque todavía quedan muchas aventuras hasta que termina convirtiéndose en inmortal y vivir en el Olimpo con los dioses. Pero esto es otra historia.
Referencia: Los mitos griegos (Robert Graves)