Todo lo que conocemos sobre las guerras médicas entre los griegos y los persas viene de fuentes griegas y especialmente de Heródoto. No tenemos ninguna fuente persa.
El solo tener fuentes de un bando es una potencial fuente de desfiguración histórica, como pasó con las guerras entre Cartago y Roma.
Heródoto (480 – 420 a. C.) escribió sobre las guerras médicas ya en tiempos de Pericles, es decir una generación después de la batalla de Maratón y Salamina, pero es seguro que usó buenas fuentes.
También conocía el mundo persa ya que había recorrido personalmente parte de este. Había estado en Egipto, Babilonia y probablemente en el sur de Rusia.
A Heródoto se le considera el primer historiador de Occidente, pero bien es cierto que no es totalmente imparcial y destaca por sus enormes exageraciones en las indicaciones numéricas.
Respecto a la sublevación jonia Heródoto cuenta lo siguiente: Aristágoras, tirano de Mileto, se había convertido en el Sátrapa de Sardes y quiso realizar una expedición conjunta contra la isla de isla de Naxos, fracasando.
Como Aristágoras tenía miedo de que el rey persa le pidiera cuentas vio su salvación en una sublevación de los jonios.
Aristágoras abdicó como tirano de Mileto y otros muchos tiranos de la zona hicieron lo mismo, con lo que la desobediencia a los persas se extendió rápidamente en todo jonia.
Esta era la primera vez que una sublevación de estas proporciones ocurría en las zonas fronterizas de Persia, aunque todo esto es dudoso. Está claro que Aristágoras no se hubiera sublevado si no hubiera tenido claro que la población estaba de acuerdo con él.
En lo que respecta al comercio jonio, estaba claro que había sufrido reiteradas pérdidas ocasionadas por la ocupación de los persas de Egipto, que había producido un importante descenso en la colonia griega de la zona.
También, el estrecho de Dardanelos y el Bósforo estaba bajo el control persa de Darío, por lo que el comercio con el mar Negro se había visto afectado. Todo esto unido al ascenso del comercio de los etruscos y los cartagineses había debilitado las ciudades jonias.
Las florecientes ciudades jonias de la zona de Anatolia ya no eran lo que habían sido. Quizás, entonces, el verdadero motivo de las revueltas no fue solo el motivo personal de Aristágoras, sino una combinación de todo esto con la situación económica.
Los motivos económicos, por si solos, tampoco explican unas revueltas. Nadie se expone a una guerra abierta contra una superpotencia, como lo era Persia, por cualquier cosa.
También estaba el sentimiento de libertad de los griegos, cansados de las constantes intervenciones de los persas imponiendo tiranos que les gobernaban.
Ante este clima enrarecido Aristágoras proclamó la isonomía en Mileto. En Atenas Clístenes ya había proclamado la isonomía, en la que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. La isonomía es un paso anterior a la democracia, que llegará después con Pericles.
De hecho, con Pericles y la democracia ya instaurada, el término isonomía se usaba muchas veces como sinónimo de democracia. Todo esto, junto que tanto la nobleza como el pueblo estaban dispuestos a luchar.
Pero sin la ayuda de otras polis externas más grandes este movimiento sería demasiado débil ante un enemigo como Persia.
Aristágoras en el año 500 a. C. se traslada al continente a buscar apoyos, pero estos apoyos no llegaron como se esperaba. Esparta, el mayor Ejército griego, se negó.
Los espartanos no eran amigos de meterse en contiendas lejos de sus fronteras y menos por mar. Además, se encontraban ante una inminente guerra contra Argos y tenían las recurrentes sublevaciones de sus esclavos.
Solo Eretria y Atenas acceden a apoyar a Aristágoras. Atenas dependía del comercio con el mar Negro, controlado por Persia, y es posible que tomara esta decisión por estos intereses más que por ayudar a los jonios.
Los jonios, junto con Atenas y Erétria, atacaron Sardes, la capital de Libia, y arrasaron la ciudad, aunque no consiguieron tomar la acrópolis. Esto hizo que otras ciudades griegas de la Propóntide y del Bósforo se unieran a la sublevación.
Además, no solo se unieron griegos, también carios, lidios y chipriotas, que aprovecharon esto para sacudirse del dominio persa. La sublevación empezaba a amenazar las importantes arterias de comunicación en el imperio persa.
La satrapía de Tracia, por ejemplo, quedó aislada. Persia tenía que mover ficha y tenía que hacerlo de manera global. Ya no era unos insignificantes pueblos fronterizos al oeste de su de su imperio los que estaban sublevando. Persia primero recupera Chipre en el 496. También hacen progresos en Helesponto y Caria y, poco a poco, van estableciendo un cerco sobre Mileto, el epicentro de la sublevación.
9 ciudades jonias mandan barcos a la isla de Leda, frente a Mileto. Hoy en día esta isla está unida al continente por una acumulación de sentimientos, pero en una época no lo estaba.
Los jonios no pudieron con los persas y Mileto, en el 494 a. C., es totalmente destruida y los habitantes deportados como esclavos a las zonas interiores de Persia. Este fracaso de la sublevación jonia había mostrado el poder del imperio persa.
La sublevación jonia había supuesto una incipiente unión entre las polis de la zona, que habían incluso acuñado una moneda propia denominada “moneda de la sublevación jonia”.
El desenlace de la guerra paró todo esto, volviendo al dominio de los sátrapas persas en las ciudades jonias de Asia Menor.
Persia también recupera la zona de Tracia y, en especial la rica isla de Thasos que se sometió sin más a los persas ya que tenían miedo de perder sus minas de oro situadas en el continente.
Persia no contenta con el control del Egeo y Tracia, manda en el 491 a. C. embajadores a la Grecia continental para pedir a los griegos “tierra y agua” en señal de sumisión.
Algunas polis como la rica Egina se dejan someter, pero Atenas y Esparta matan a los embajadores persas. Esto es lo que cuenta Heródoto, pero puede ser que no fuera cierto.
Atenas ya se encontraba en guerra con Persia desde la sublevación jonia de Mileto por lo tanto ¿por qué el rey Darío había enviado emisarios persas a Atenas si ya estaban en guerra?
Los persas no habían perdonado ni olvidado nada. En el 500 a. C. desembarcan en Naxos y castigaron a sus habitantes. A Delfos, por el contrario, la respetaron e incluso hicieron una importante oferta en el santuario de Apolo.
Es una muestra de la enorme relevancia que tenía el oráculo de Delfos en esos tiempos. Lego siguieron con Eretria, ciudad que había apoyado los jonios de Mileto junto con Atenas. Quemaron todos sus templos y deportaron como esclavos a todos los habitantes de la ciudad.
Atenas esperaba un desembarco persa en la bahía de Falero, al sur de la ciudad, pero, sin embargo, los persas eligieron la playa de Maratón, playa que ya antes Pisístrato había usado para en su intento de recuperar el poder de Atenas años antes.
Todo apuntaba a una invasión del ejército de Darío por todo el Ática y la Grecia continental. No fue así. Pero esto es otra historia.