Hoy hablaremos de filósofos tratando de enseñar virtud a políticos. Hoy hablaremos de las peripecias de Platón en Siracusa. Dentro hilo.
Nos situamos tras Guerra del Peloponeso, donde Atenas pierde su supremacía en el mundo heleno. Siracusa, ciudad ubicada en la Magna Grecia, inicialmente se había mantenido neutral en la guerra, pero termino decantándose por el lado espartano.
Su resistencia ante la campaña de Alcibíades contra Sicilia propició una dura e inesperada la derrota de Atenas, que fue clave en su posterior derrota absoluta en la guerra.
Platón, en el 398 a. C. y con unos 40 años, se embarca en una serie de viajes por el Mediterráneo que le llevan desde Egipto hasta el sur de Italia, y que le terminan por llevarle a Siracusa. Siracusa estaba gobernada por el tirano Dionisio I, también llamado Dionisio el viejo.
Recordemos que el término tirano no tenía un significado tan negativo como el que tiene hoy en día. Un tirano era simplemente un gobernante que había llegado al poder por el uso de la fuerza, algo diferente al novedoso sistema de democracia ateniense.
Platón conoce a un consejero de Dionisio I llamado Dión. Dión, interesado por las actividades intelectuales y la filosofía, hace migas con Platón y le invita a la corte de Siracusa con el fin de instruir a Dionisio I, una persona desenfrenada y con poco interés por el saber.
Dionisio I también tenía fama de ser un paranoico creyendo que existían complots para derrocarle.Dionisio I accede a recibir a Platón. Platón le muestra los 5 tipos básicos de gobierno en su orden de preferencia.
En el primer puesto para Platón estaba la Aristocracia o Gobierno de las mejores personas (o los más sabios). Después estaba la Timocracia donde los líderes eran no los más sabios sino los más valientes (algo parecido al sistema que tenía Esparta).
Luego viene la Oligarquía donde son los más ricos los que gobiernan. Después está la Democracia o gobierno de la mayoría. Por último, está la tiranía donde el hombre más fuerte es el que impone el orden.
Platón no era muy fan de la democracia. Recordemos que la democracia ateniense (que hoy veríamos como un regimen totalitario) fue la que mató a su maestro Sócrates.
A Dionisio I no le gusta eso de que para Platón su gobierno esté en el escalafón más bajo. Le molesta tanto que vende a Platón como esclavo diciendo que, dado que Platón era un hombre justo, sería igualmente feliz siendo esclavo.
Los amigos de Platón pagan su libertad y regresa a Atenas donde funda su famosa Academia.
20 años después, siendo Platón ya un anciano, y con Dionisio I muerto, Siracusa es gobernada por Dionisio II también llamado Dionisio el joven. Dionisio II era una persona criada en soledad para que no supusiera una amenaza para Dionisio I.
Dionisio II era una persona más hedonista quizás que su predecesor. Se dice que pasó 90 días seguidos bebiendo. Dión seguía siendo un consejero y, dado que Dionisio II era indiferente e incompetente en asuntos de estado, Dión era quien estaba efectivamente al mando de Siracusa.
Dión, ante el asombro de todos, convence a Dionisio a que acceda a ser instruido por su amigo Platón y éste viaja a Siracusa una vez más. Esta vez Platón consigue que sus enseñanzas tengan un efecto sobre Dionisio II y se vuelve más sobrio (literal y metafóricamente hablando).
Dionisio II anuncia que desea dejar de ser el tirano de Siracusa. Este anuncio no sienta nada bien en su corte ya que pensaban que eran maquinaciones de Dión para quedarse en el poder.
Entonces Dionisio II manda a desterrar a Dión para hacer callar las habladurías y mantiene a Platón como un “invitado ilustre” en Siracusa. En realidad, Platón era una especie de prisionero confinado en la corte.
De todas formas, a su corte tampoco le gustaba la cercanía de Platón con el tirano. Insinuaban que Platón tenía motivos siniestros e intereses personales.
Insinuaban también que Siracusa había sobrevivido al ataque del ejército ateniense en la guerra del Peloponeso solo para sucumbir ante la conquista de un filósofo ateniense. Platón termina abandonando Siracusa por segunda vez.
Pero 10 años después, ya con 70 años, regresa a Siracusa de nuevo. Platón quería poner en práctica sus teorías políticas.
Pensaba que la filosofía era una disciplina práctica, solamente válida si cambia las cosas sobre el terreno, fuera de las teorías abstractas dentro los muros de la Academia.
Esta vez trató de ablandar a Dionisio en beneficio del desterrado Dión. Fracasa de nuevo en su intento de utilizar la filosofía como instrumento de poder.
Quizás su fracaso fue propiciado por el que el tirano no tenía la fortaleza moral suficiente y no había sido instruido en pensamiento filosófico desde su juventud.
A pesar de su destierro una vez los siracusanos recurren a Dión para que les ayude con un problema que tenían con Apolócrate, hijo de Dionisio II, que se había trasladado a la cercana ciudad de Leontinos.
Al menos Platón salió ileso, cosa que no le sucedió a Dión, que trató de gobernar Siracusa de una manera justa y terminó siendo desterrado.
Dión consigue que Apolócrate se retire y empiezan a circular noticias del regreso de Dión a Siracusa. Dión termina regresando y es aclamado como un líder, derrocando a Dionisio el joven.
Dión intenta instalar un sistema de gobierno cercano a la versión de Platón de gobierno ideal, una especie de senado aristocrático. Pero Dión acaba siendo traicionado por un camarada suyo (Calipo) y termina siendo asesinado.
Como vemos enseñar virtud a los políticos no es una tarea sencilla. Sócrates también lo había intentado con Alcibíades fracasando igualmente. Quizás el mayor éxito lo tuvo después Aristóteles con su pupilo Alejandro Magno. Pero esto ya es otra historia.
Fuente: “La forja del carácter. Una búsqueda de la virtud en la filosofía clásica.” Massimo Pigliucci.