Hoy hablaremos del estilo artístico que significó la transacción entre el periodo arcaico y el estilo clásico en la Antigua Grecia. Hoy hablaremos del estilo severo. Dentro hilo.
Tras las guerras Médicas, los grandes centros de producción artística fueron Atenas y, en menor medida, el Peloponeso. El sobrio estilo dórico es el predominante.
En pintura y escultura surge una nueva visión estética qué difiere del arte arcaico. La sonrisa irreal arcaica y esos ojos avellanados dan paso con rostros con una boca y ojos de mayor naturalidad.
Esto es lo que se denomina estilo severo. En escultura empiezan a aparecer obras con un mayor realismo y con unos vestidos que recuerdan a las modas jónicas, vestidos con unos pliegues del cuerpo.
El ideal masculino es similar al Efebo Rubio de Crítias, llamado así por los restos de pigmento rubio hallados en la estatua.
Recordemos que la Antigua Grecia todas las estatuas estaban pintadas. No se consideraba una obra como terminada hasta que no estaba pintada.
La estricta ley de la frontalidad que se empieza a romper. Las obras empiezan a girar la cabeza y la acción del cuerpo atisba un principio de movimiento.
Siguen abundando las esculturas de atletas y divinidades. Fundamentalmente las obras son en bronce. Algunos escultores, acostumbrados al mármol y a la piedra, también empieza a crear esculturas en piedra.
Recordemos que la escultura en bronce y en mármol son artes totalmente diferentes. Diferentes técnicas, diferentes materiales, en resumen, todo diferente.
Están autores como Crítias y Calamis. Este último, además de esculturas femeninas vestidas con los pliegues del vestido marcados, se caracteriza por sus pinturas de caballos.
Una de las obras más importantes del estilo severo es el Discóbolo de Mirón, del 460 a. C., qué muestra el ideal estético. La original, en bronce, ya no existe y solo quedan copias romanas.
Todas ellas con ligeras diferencias, como la cabeza mirando al perfil o de frente, la posición del disco, etc. El templo más importante de este período es el templo de Zeus en Olimpia, construido y decorado en el 460 a. C., tras las guerras Médicas.
Eran tiempos de mucho entusiasmo y vitalidad. El pueblo de Élide fundó una nueva capital Elis y encargaron la construcción de un templo en honor a Zeus. En el interior estaba la famosa estatua de Zeus Olímpico, una estatua criselefantina (de oro y marfil) obra de Fidias.
Los dos grandes frontones del templo están decorados con esculturas del estilo severo, representando el mayor grupo escultórico de este estilo que se conserva hasta la fecha.
En la entrada del templo (la fachada oriental) se representa una escena del gran rey Pelóps, ganador de una carrera de caballos originada por Enómao para determinar la mano de la hija de su hija Hipodamia.
Pélops gana la carrera y se casa con Hipodamia. El nombre de Peloponeso viene de este rey Pélops. Es una es una composición grandiosa en el espacio del tímpano, que es el espacio delimitado dentro del frontón, con esculturas de los personajes tanto vestidos como desnudos.
La fachada occidental representa un tema de mitología tesalia, como es la lucha entre los lapitas y los centauros en la boda de Píritoo. Los centauros, borrachos, quisieron violar a la novia lo que desencadenó en una batalla.
La victoria de los lapitas frente a los centauros representa el triunfo del helenismo sobre la barbarie. Aparece Apolo en el centro y a un lado la victoria los lapitas, y a otro la derrota los centauros.
En las metopas del centro del templo, de más de metro y medio del lado, se representan los 12 trabajos de Heracles.
El estilo severo no solo se da en Atenas, en la Grecia continental, también hay muestras en la Magna Grecia, como el trono de Ludovic.
Este estilo también trascendió del mundo griego y existen muestras el estilo severo en la Galia meridional e incluso en la península Ibérica. De todas formas, dónde más aparece (fuera de la cultura griega) es el mundo de Etrusco.
Este es el estilo severo. Un estilo que marcó un importante periodo de transición en el arte de la Antigua Grecia, en donde los artistas exploran nuevas formas de expresión, rompiendo la rigidez del pasado y dando paso una mayor naturalidad y realismo.