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No se conserva ningún escrito de Pitágoras y todo lo que sabemos de él viene de escritos posteriores a su muerte. Además cuanto más tardíos son más cuentan estos escritos (todo muy dudoso).

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Es posible que muchas de las cosas que atribuimos a Pitágoras sean obra de alguno de sus seguidores, como el famoso teorema.

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Parece ser que Pitágoras nace en Samos sobre el 570 a. C. Samos era una ciudad jonia cercana a Mileto y es posible que conociera a Tales en su juventud. Las ciudades jonias recibieron mucha influencia persa y egipcia y fueron cuna de grandes pensadores.

De todas formas terminó emigrando a Magna Grecia y se estableció en Crotona donde fundó una escuela filosófica que ganó mucha popularidad: “Los pitagóricos”

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Los pitagóricos no solo fueron una escuela filosófica sino que se convirtieron en una especie de secta religiosa con pretensiones políticas que llegaron a controlar varias ciudades griegas.

Los pitagóricos adoptaron el culto mistérico del orfismo al que añadieron alguna cosas. Del orfismo fundamentalmente tomaron su novedoso concepto respecto a la religión “tradicional” del alma.

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En el orfismo se define la separación del cuerpo (parte mortal que viene de la tierra) y el alma (parte inmortal que viene de los titanes y Dionisio).

Para los pitagóricos el cuerpo es mortal, impuro y esclavo de las necesidades materiales mientras que el alma es pura, inmortal y su actividad primordial es el conocimiento.

El cuerpo depende del alma ya que esta le da la vida y sin ella desaparecería. El alma no depende del cuerpo y con la muerte se libera. Aunque para ellos esta liberación no es definitiva e introducen el concepto de metempsicosis.

Con la metempsicosis (o transmigración de las almas), el alma al morir se va reencarnando en otros seres (humanos, plantas, animales, …). Para que el alma se libere definitivamente tiene que purificarse para llegar a una vida superior.

Para purificar el alma hay dos vías: La ascética que consiste en una serie de pautas (como abstinencia y negación de placeres materiales) y la vía intelectual por medio del estudio y accesible solo a unos pocos.

Con esta purificación se llega a una armonía que es la que rige el mundo. Los pitagóricos se creían superiores al resto de la sociedad y sentían la obligación de guiar al resto siguiendo sus principios. Esto es lo que les hace tener una gran actividad política.

Como el resto de cultos mistéricos, para acceder a ellos había que iniciarse. Una vez dentro tenían que guardar un gran secretismo. Como decían “No todo debe ser revelado a todos”.

Como todo presocrático se preocupaba por el origen o principio de las cosas (el arché) y la construcción del universo basada en ese principio (la cosmología). Para Pitágoras el arché son los números.

Para ellos la realidad no solo puede ser expresada por números, sino que estos son entidades materiales y corpóreas (no abstractos). Los números son la esencia de la realidad y para entenderla hay que entender sus relaciones matemáticas.

Esta investigación de las relaciones matemáticas de la realidad les lleva a descubrir muchas fórmulas matemáticas, incluso conceptos de teoría musical como las relaciones matemáticas de las armonías.

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Los números los ven como figuras geométricas. El 1 es un punto, el 2 una línea, el 3 un triángulo y el 4 un rombo. El 10 es un número místico que contiene los números básicos ya que es la suma de 1+2+3+4. Lo llaman Tetraktys.

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El Tetraktys se representa como un triángulo equilátero. Los pitagóricos juraban sobre el Tetraktys. A día de hoy seguimos considerando el 10 como la perfección.

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También ven que todos los números son divisibles por 1. Esta relación entre el 1 (lo limitado) y el resto de números (lo ilimitado) les hacía ver la realidad también como una relación de contrarios: Par/impar, derecha/izquierda, hombre/mujer, …

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Para ellos el primer elemento de esta dualidad sería el perfecto y el segundo el imperfecto. Considerar a la mujer como la parte imperfecta del hombre no es nuevo en la cultura griega.

Lo raro es que, a diferencia de la sociedad tradicional (recordemos que la mujer no era considerada ciudadano), los pitagóricos sí que admitían a mujeres como miembros de su grupo (y además había muchas).

La cosmología también estaba regida por los números y el Tetractys. Consideraban que había 10 planetas que giraban al rededor de un fuego central (que no era el sol ya que este era considerado un planeta más, como la luna).

Como no les salían 10 planetas sino 9 se inventan uno: La antitierra, que no la vemos porque está siempre alineada con la tierra en su zona posterior. Tampoco vemos el fuego central. La luz nos llega porque se refleja en el sol.

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El movimiento de cada planeta produce un sonido. Nosotros escuchamos la suma de todos estos sonidos pero no los percibimos porque estamos acostumbrados a ellos. Es lo que consideramos el silencio.

A pesar de estar presentes en la política su hermetismo no les hizo gozar de la simpatía del pueblo. Pero su declive tuvo, como no podría ser de otra forma, un origen numérico.

Para ellos el universo se puede explicar con los números. Todo sigue un orden. Su estudio de los números les lleva a descubrir los números irracionales, unos números (con infinitos decimales) que no siguen una relación lógica. Un error divino.

Recordemos que el infinito, para los griegos, era imperfecto e impuro. Se dice que cuando Hipaso de Metaponto (un pitagórico) descubre los números irracionales el resto trato de ocultar el descubrimiento.

Incluso se dice que terminaron matándolo tirándolo a un río (o que se suicidó como autocastigo). De todas formas recordemos que todo lo que sabemos de los pitagóricos es muy dudoso.

La influencia de esta peculiar escuela filosófica del siglo VI a. C. a lo largo de la historia es muy grande. No solo en las matemáticas, sino también en la música y la ciencia moderna. De echo esta influencia es más importante que el pensamiento en sí.

Hoy en día es impensable pensar en ciencia sin pensar en las matemáticas. En la antigüedad no era así. Y esto es gracias a Pitágoras y los pitagóricos