Hoy hablaremos del posiblemente discurso más importante de la historia antigua y que ha resultado tremendamente influyente en el mundo contemporáneo. Hoy hablaremos de la oración fúnebre de Pericles. Dentro hilo.
Situemos el contexto histórico. Atenas, tras la victoria en Maratón y Salamina en las guerras médicas contra los persas, se erige como el salvador y líder del mundo heleno.
Llega un periodo de 50 años denominado Pentecontecia en el que se vive el auge del imperio ateniense, con una rivalidad con Esparta cada vez mayor y que desemboca en la guerra del Peloponeso. La guerra del Peloponeso significa el fin de la hegemonía ateniense.
Una guerra de 27 años que deja un Atenas derrotada y a una Esparta victoriosa pero que no puede gestionar su dominio y termina sucumbiendo años después por las tropas de Tebas dirigidas por Epaminondas.
Posteriormente Esparta y las demás polis griegas son sometidos por los macedonios Filipo II y su hijo Alejandro.
Bien, para este hilo nos situamos en el primer año de la guerra del Peloponeso (432 a. C.). Atenas había exigido a Potidea, una aliada de Esparta, que se uniera a su liga y abandonara a Esparta.
Potidea se niega y le pide ayuda a Esparta. Las tropas de Atenas lideradas por Cálcias, sitian Potidea y terminan tomando la ciudad, no sin sufrir muchas bajas. Esta fue la chispa que desató la guerra del Peloponeso.
Atenas, que había vivido unos 50 años de esplendor y gloria, se enfrenta a una guerra total contra el ejército terrestre más importante de la época, los espartanos.
El estratego Pericles, cargo más alto de la democracia ateniense, pronuncia un discurso en el Kerameikos (el principal cementerio de Atenas).
Una oración fúnebre para los soldados atenienses caídos ese primer año de la guerra, para honrar su memoria e instar a los atenienses a defender los valores de su ciudad y la democracia, estando dispuestos a morir si es necesario.
El discurso tiene una estructura retórica clásica con una introducción, un cuerpo principal y una conclusión. Presenta un lenguaje emotivo para conmover y emocionar a la audiencia.
Arranca haciendo alusión a la tradición ante un oyente que conoce bien los hechos. Continúa mencionando a los antepasados rindiéndoles un homenaje ya que solo gracias a su valor Atenas es lo que es.
Comenzaré, ante todo, por nuestros antepasados.
Ellos son los que crearon una Atenas autosuficiente, tanto para la guerra como para la paz. Hay que recordar que el concepto de autosuficiencia y autarquía era algo fundamental en las polis griegas.
Pericles recuerda que son los antepasados los que han rechazado en el pasado al enemigo tanto griego como bárbaro (en referencia a las guerras médicas). Vuelve a decir que no quiere extenderse en esto porque el auditorio está perfectamente enterado y quiere centrarse en los principios que les condujeron a esa situación.
Es entonces cuando pasa hablar de la democracia.
Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo para seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia.
Habla del orgullo de ser ateniense y de tener un régimen político de ciudadanos libres que no depende de unos pocos sino de la mayoría. También enfatiza que ese régimen les ha permitido vivir una vida plena llena de ocio y espléndidas instalaciones.
Tenemos juegos y fiestas durante todo el año, y casas privadas con espléndidas instalaciones, cuyo goce cotidiano aleja la tristeza.
Pasa a decir que Atenas es una ciudad abierta a todo el mundo pero que está preparada para la guerra.
Compara su cultura con la espartana, enfatizando que Esparta siempre ataca con sus aliados, no como ellos que luchan solos, recordemos los valores de autarquía y autosuficiencia. Están dispuestos a afrontar peligros.
Remarca su supremacía moral respecto al enemigo. Ellos aman la belleza y el saber.
Amamos la belleza con sencillez y el saber sin relajación. Nos servimos de la riqueza más como oportunidad para la acción que como pretexto para la vanagloria, y entre nosotros no es un motivo de vergüenza para nadie reconocer su pobreza, sino que lo es más bien no hacer nada por evitarla.
Viven en una sociedad igualitaria y son generosos.
También en lo relativo a la generosidad somos distintos de la mayoría, pues nos ganamos los amigos no recibiendo favores, sino haciéndolos.
Recuerda que ellos prestan ayuda cuando es necesario, recordando su papel en las revueltas jonias que marcaron el inicio de las guerras médicas.
Somos los únicos, además, que prestamos nuestra ayuda confiadamente, no tanto por efectuar un cálculo de la conveniencia como por la confianza que nace de la libertad.
Muestra Atenas como un ejemplo a seguir, patria de hombres que han luchado y muerto por ella y que sus ciudadanos están dispuestos a seguir haciéndolo.
Porque, entre las ciudades actuales, la nuestra es la única que, puesta a prueba, se muestra superior a su fama, y la única que no suscita indignación en el enemigo que la ataca, cuando éste considera las cualidades de quienes son causa de sus males, ni, en sus súbditos, el reproche de ser gobernados por hombres indignos.
Expone que están dispuestos a luchar y a resistir hasta la muerte para defender su ciudad y sus valores. Los soldados caídos son nombres que se mostraron dignos de su ciudad. Atenas es lo que es por estos hombres.
Han dado su vida por la comunidad. Recibiendo el “elogio que no envejece y la tumba más insigne, que no es aquella en la que ya hacen, sino aquella en que la gloria sobrevive para siempre en el recuerdo”.
La tierra entera es la tumba de los hombres y ilustres. Los ciudadanos actuales tienen que tratar de emular a estos hombres.
Termina dirigiéndose a los padres, hijos, hermanos y viudas de los fallecidos. Les dice que sabe que es un momento difícil pero que es preciso ser fuertes.
El amor a la gloria es, en efecto, lo único que no envejece, y en la época improductiva de la vida lo que da mayor satisfacción no son las ganancias, como dicen algunos, sino los honores.
Termina volviendo a referirse a la tradición, como en el comienzo del discurso, y recuerda la grandeza de Atenas.
Menciona que hay que recordar siempre los caídos por defender la ciudad ya que las ciudades donde están establecidas los mayores premios al valor son también aquellas donde viven los mejores ciudadanos.
Y esta es la oración fúnebre de Pericles. Para algunos el discurso más importante de la historia de la humanidad.
Un discurso que ha servido de modelo a otros discursos importantes de la historia y a políticos occidentales, como el discurso de Lincoln en Gettysburg y el discurso de toma de posesión de Kennedy en el 61.
El discurso es una clase magistral de retórica con figuras retóricas como metáforas, anáforas (repetición de una o varias palabras al comienzo de dos o más frases consecutivas),
antítesis (contraposición de dos ideas contrarias o contradictorias para destacar una idea o enfatizar un contraste), polisíndeton (repetición de una conjunción para dar mayor énfasis a la enumeración de elementos)
y preguntas retóricas para enfatizar su punto de vista. El discurso se puede leer en la obra “Historia de la guerra del Peloponeso” de Tucídides.
Ahora, en fin, después de cumplir las lamentaciones en honor de los parientes respectivos, retiraos.