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Hoy hablaremos de la que fue, posiblemente, la batalla más decisiva de la Antigua Grecia, la batalla de Maratón. Dentro hilo.

Tras las revueltas jonias en las ciudades de Asia Menor, como Mileto, y la ayuda que Atenas y Eretria, el ejército persa se dispone a penetrar en la Grecia continental. Aplasta a Eretria y se dispone a entrar en en Ática.

Esparta decide apoyar a Atenas pero llegará tarde. La situación de Atenas era delicada. Si los persas desembarcan, no podrían resistir un sitio de la ciudad muy largo (se discute si Atenas estaba o no amurallada en esa época).

El mando supremo de Atenas estaba Calímaco, pero confiaba sobre todo en Milcíades, el más distinguido de sus 10 estrategas atenienses.

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A los atenienses (unos 10k) se les unieron 1k hombres de sus aliados de la ciudad de Platea, en agradecimiento por el apoyo que habían tenido de Atenas en su guerra contra Tebas.

Esparta prometió ayudar, pero dado que se encontraban en plenas fiestas religiosas (fiestas Carneas en honor a Apolo), se disculparon diciendo que llegarían unos días después.

Atenas no tenía una flota poderosa (en aquel entonces) para contener al ejército persa en el mar, por lo tanto, no le quedaba otra que esperar a los persas en tierra.

Algunos generales de Milcíades pensaban que era inútil luchar y tenían que negociar una rendición favorable. Milcíades se opuso.

No solo entiende que tenían que combatir, si no tenían que atacar ellos primero. el 12 de septiembre de 490 a. C. los atenienses se lanzan contra las tropas persas recién llegadas a la playa de Maratón.

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Los hoplitas atenienses se lanzan a la carrera contra los persas, a unos doscientos metros de las líneas persas para aminorar la eficacia de los arqueros.

Los atenienses tras arremeter contra sus adversarios en compacta formación, pelearon con un valor digno de encomio. Heródoto, Historias VI, 112, 3

Milcíades lleva a cabo un acertado movimiento envolvente de los flancos hacia el interior.

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Esto provoca un efecto de pinza sobre las tropas persas que les hace sufrir rotura de líneas y generara una desbandada general en retirada hacia las naves.

Los persas retroceden ante las embestidas de los atenienses. Habían cometido el error de enviar de vuelta a la caballería en los barcos tras las victorias de Eretria y Eubea.

No tenía jinetes para resistir los envites de los hoplitas atenienses. Los persas eran muchos. Quizás Darío había subestimado el poder de la infantería griega y no mando a todas las tropas necesarias, pero, aun así, eran muchos.

Sin embargo, los atenienses estaban mejor armados. Se dice que en la batalla de Maratón murieron 6400 persas frente a 192 atenienses.

Los persas podían haber llevado lo que les quedaba de su ejército bordear el Ática y atacar Atenas, pero tenía la moral por los suelos. Además, les llegaban noticias de que el ejército espartano estaba en camino.

Persia se retira. El ejército ateniense, victorioso en maratón, sabía que la situación en Atenas era angustiosa. En la ciudad estaban esperando que el ejército persa aparecieron las puertas de la ciudad y los aplastara.

No sabían nada de Maratón. Los atenienses de maratón tenían que informar lo antes posible a Atenas de la victoria. La tradición dice que mandan a Filípides, que corrió los 42 km que separan Maratón de Atenas, para anunciar la victoria.

Filípides murió exhausto, justo tras anunciar la victoria, pronunciando: Nenikékamen! (¡Hemos vencido!).

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Fue un duro golpe para Persia. Los hoplitas griegos se habían demostrado superiores a los persas. Milcíades era el héroe del momento, pero su éxito, como suele pasar, se le subió a la cabeza.

Persuadió a los atenienses a formar un ejército y atacar Paros, con el pretexto de que éstos habían aportado un barco a la flota persa. Atacó Paros y fracasó. Los atenienses, indignados, juzgaron a Milcíades y le impusieron una multa. Poco después murió.

De todas formas, la disputa entre Grecia y Persia no termina aquí. Unas revueltas en Egipto hacen que Persia no pueda retomar la contienda contra Grecia inmediatamente y con esto termina la primera Guerra Médica, con la victoria de Maratón como momento cumbre.

El autor de tragedias Esquilo, que participó en la batalla de Maratón hizo poner en su epitafio:

Esta tumba alberga, en la fértil Gela, el polvo del hijo de Euforión, el ateniense Esquilo. De su glorioso valor hablar podrían -pues bien lo sabían- la sagrada tierra de Maratón y el medo de larga cabellera.

La victoria de Maratón fue una de las victorias más importantes, decisivas y épicas en la Antigua Grecia y, especialmente para Atenas, que se consagró como el salvador y líder del mundo griego ante un enemigo externo como lo era Persia.

Fuentes: Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la Edad Antigua I (Hermann Bengtson)