Friné nació en el 371 a. C. en Téspias (en la región de Beocia) pero su familia se mudó a Atenas en el 371. Su verdadero nombre era Mnésareté. Friné era el sobrenombre con el que se le conocía, que viene del color amarillento de su piel (Friné quiere decir sapo).
Su familia, de origen humilde, la ingresa en una escuela de hetairas. Las hetairas, o heteras, eran una especie de cortesanas en la Antigua Grecia. Heterai viene a significar “compañera”.
Aunque las relaciones sexuales estaban entre sus servicios no hay que confundirlas con las prostitutas (que trabajaban en burdeles). Las relaciones entre hombres y heteras eran voluntarias y consentidas (cosa que no pasaba con las prostitutas).
El hombre tenía que mantener a la hetera y esta, si no se encontraba a gusto podía dejarle. Además la hetera gestionaba su propio dinero. No trabajaba para nadie.
La sociedad en la Antigua Grecia tendía a la homosociabilidad, es decir los hombres hacían vida con los hombres y las mujeres con mujeres. Las mujeres no salían mucho de casa. Especialmente si su familia era pudiente y no tenían que trabajar (para eso estaban los esclavos).
Las mujeres no se relacionaban con hombres fuera de su casa. En su casa pasaban la mayor parte del día en un espacio reservado exclusivamente para ellas: El gineceo. De salir de casa, lo hacían en compañía de otras mujeres y para ir al gineceo de otra casa.
Los hombres, por el contrario, hacían la vida fundamentalmente fuera de su casa. Los principales centros de reunión eran el ágora, los gimnasios y los simposios.
Los simposios eran una especie de fiestas en la que los hombres, recostados en sofás, comían y fundamentalmente bebían. Los simposios eran exclusivamente masculinos. Las únicas mujeres que asistían eran las bailarinas y animadoras.
Además de estas animadoras los hombres podían acudir acompañados de una hetera. Las heteras siempre acudían en compañía de un hombre, nunca solas.
Esta relación pública de los hombres (casados o no) con las heteras solían ser duraderas y dependían del poder adquisitivo del hombre para mantener y colmar de regalos a su hetera. Lo normal era que una hetera solo tuviera solo un “cliente” a la vez.
Era raro (aunque se dan casos) que una hetera tuviera dos acompañantes. Lo que es claro es que a los simposios solo asistía con uno. Algunas heteras incluso llegaban a vivir en la casa de su acompañante, si este era soltero o viudo.
Algunas llegaron a amasar grandes fortunas pero, a pesar de su independencia económica, seguían siendo mujeres y no eran ciudadanos (no podían heredar, por ejemplo), aunque pagaban impuestos.
No estaba bien visto que un hombre pasara tiempo con una mujer ya que las consideraban incultas (no tenían acceso a la cultura). Sin con embargo con las heteras, que sí tenían acceso a la cultura y tenían nociones de música y danza, era diferente.
Los hombres no solo acudían a los simposios con acompañantes femeninas (con las que compartían sofá). También lo hacían con jóvenes adolescentes. Estas relaciones entre hombres adultos y adolescentes es lo que conoce como Pederastia, una costumbre que perduró en Roma.
Las heteras fueron musas de artistas, como es el caso de Friné, conocida por ser la compañera del escultor Praxíteles. Friné posó como modelo para el autor en muchas de sus obras.
La mayoría de estas obras (generalmente en bronce) se han perdido pero dado la fama que adquirieron se conservan muchas copias de la época romana en mármol.
Además de Praxíteles, Friné inspiró al pintor Apeles un su célebre obra “Afrodita Anadiomena”.
Un día Praxíteles le regaló una escultura y le dijo a Friné que eligiera la que ella quisiera de su estudio. Friné que, a pesar posar para las obras, no tenía muchos conocimientos de arte, no sabía cual elegir e ideo un plan para quedarse con la mejor.
Le hizo creer a Praxíteles que su estudio estaba ardiendo y que salvara las obras. Praxíteles llamó a un sirviente y le dijo que salvara a su Eros (Eros de Tespias). Dijo dijo que no le importaba si se había salvado esa obra y la Psique de Capua. Todo lo demás le daba igual.
Friné amasó una gran fortuna. Se dice que llegó a financiar la reconstrucción de las murallas de Tebas (destruidas por Alejandro Magno) e hizo inscribir sobre ellas la inscripción “Destruida por Alejandro, restaurada por Friné la cortesana”
La anécdota más conocida de Friné es la de su juicio. En le 350 a. C. Friné fue acusada de impiedad. Este delito era muy grave (Sócrates fue condenado a muerte por esto) y consistía en no respetar los ritos que se debían de realizar a los dioses.
Le habían acusado de esto por quitarse el manto durante las fiestas de las Eleusianas y las de Poseidón y bañarse a la vista de todos.
La justicia en la Antigua Grecia no era como la actual. Se regía por un tribunal popular compuesto por ciudadanos elegidos por sorteo. Además no existían los abogados. Los acusados se tenían que defender por ellos mismos.
Para descubrir la verdad el acusado y el acusador se ponían uno enfrente del otro y defendían sus posturas, aportando las pruebas que considerasen oportunas. A esto hoy se le denomina careo.
No se le permitía que tener un abogado ya que temían que los hombres ricos se contrataran buenos oradores que les defendieran. Las mujeres, por el contrario, sí que podían usar un orador que las defendieran.
Friné, que era una mujer rica, contrató a su amigo y amante Hipérides, uno de los 10 oradores más ilustres que había en Atenas. Recordemos que la oratoria era algo muy importante en la cultura helena.
Hipérides defendió a Friné de una manera brillante, pero no consiguió convencer al jurado. Friné se enfrentaba a una posible condena a muerte. Hipérides recurrió a su plan B.
Puso a Friné en el centro de sala y con rápido gesto le quitó la túnica dejándola desnuda ante el jurado. Hipérides convenció con este gesto al tribunal para la absolvieran, ya que no podían privar al mundo de su belleza, semejante a la de la diosa Afrodita.
Friné ha sido el ideal de belleza en la época clásica y fuente de inspiración en muchas obras de arte. Todas las imágenes de este hilo son representaciones de Friné (como modelo de la obra o como protagonista).
Friné, junto con otras heteras como Aspasia de Mileto (que llegó a ser esposa de Pericles), fueron unas mujeres libres y muy influyentes en la Antigua Grecia (un mundo totalmente masculino). Con una vida muy diferente de la de las demás esposas atenienses.