Epicuro nace en Samos en el 341 a.C. Samos era una isla griega cerca de la costa de Turquía que durante un tiempo perteneció a Atenas. Cuando los colonos atenienses fueron expulsados de Samos, Epicuro y su familia se trasladó a Colofón.
En el 323 a. C. Epicuro se desplaza a Atenas para cumplir con sus deberes de inscribirse como ciudadano ateniense (era hijo de padre y madre atenienses) y hacer el servicio militar.
Ese año es un año clave en la historia de la Antigua Grecia. Es el año en que el gran conquistador Alejandro muere a los 33 años después de haber conquistado el mundo conocido y haberse autoproclamado como un dios
La muerte de Alejandro dejando un impresionante imperio (desde el Nilo al Indo) sin un sucesor claro, cambia todo el mundo heleno. Como dijo un orador “El hedor del cadáver de Alejandro impregnará el universo”
Atenas cree que puede ser su oportunidad de recuperar su hegemonía pero son derrotados. Un periodo de luchas entre los sucesores de Alejandro y la posterior aparición de una potencia emergente (Roma) marcan el principio del fin de la Antigua Grecia.
Este periodo que va desde la muerte de Alejandro Magno hasta la muerte de Cleopatra en el 31 a. C. es de denominado periodo helenístico.
El mundo griego había cambiado mucho en pocos años. El sentimiento de pertenencia a una polis y su autarquía había tornado a una visión de un mundo más grande. Había nacido el cosmopolitismo.
Esta pérdida de las antiguos vínculos con las polis había generado un sentimiento de inseguridad frente al mundo. Esta crisis desencadena un crecimiento del individualismo.
Aristóteles fue el último de los filósofos que se preocupaban por la formación de un buen ciudadano. Los filósofos posteriores se centran en la búsqueda de la felicidad individual. Estas nuevas escuelas filosóficas se denominan escuelas de decadencia o escuelas helenísticas.
Epicuro estudia desde joven las ideas de Platón pero no esta de acuerdo totalmente con ellas y decide desarrollar su propia escuela filosófica llamada el epicureismo.
Uno de los filósofos que más le influyen es el presocrático Demócrito (del que hablamos en un hilo anterior) y su atomismo (se dice que Epicuro fue discípulo de un discípulo de Demócrito).
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A los 35 años Epicuro compra una casa a las afueras de Atenas (de camino al Pireo). Allí discute sobre filosofía como amigos y conocidos. Esta casa-escuela tenía un amplio jardín donde pasaban horas. Es por esto que a la escuela se la denominaba “el jardín”
Epicuro permitía el paso al jardín a todo tipo de personas. No solo a ciudadanos. También asistían esclavos, mujeres, heteras e incluso prostitutas para hablar de su filosofía.
Este acceso libre en una sociedad tan clasista como la ateniense generó mucha polémica, polémica similar a la que generaban cultos mistéricos como el orfismo que también aceptaban a mujeres y esclavos.
A diferencia de Platón que creía que el alma era inmortal y se podía reencarnar varias veces, Epicuro tenía una visión distinta. Epicuro era más materialista.
Como seguidor de Demócrico pensaba que todo estaba formado por átomos, incluso el alma. La muerte significaba que los átomos del alma se disolvían. No había reencarnación. Simplemente dejaba de existir.
Además del atomismo Epicuro es seguidor del hedonismo (la búsqueda del placer), pero de una forma racional.
“El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma.”
Según Epicuro lo única forma de alcanzar la felicidad es a través del placer. La búsqueda del placer siempre está ligada a la moderación y a evitar los excesos que, a la larga, siempre provocan sufrimiento.
“El placer es el principio y el fin de una vida feliz”
Dado que para Epicuro solo existe una vida dedicó su filosofía a responder a la pregunta de como alcanzar la felicidad en la única vida que tenemos.
Distingue entre varios tipos de placeres. Los sensibles (la comida, la bebida, el sexo) y los anímicos o espirituales (la lectura, la amistad, la conversación).
De hecho para Epicuro los mejores placeres son los segundos. Es por esto que el hedonismo de Epicuro no es el que solemos entender hoy (más asociado a los placeres sensibles)
Epicuro distingue 3 tipos de placeres: Los naturales y necesarios (alimento y refugio), los naturales e innecesarios (el sexo y las comidas copiosas) y los placeres innaturales e innecesarios (riqueza, fama, …).
Los primeros son, como dice su nombre, necesarios. Sin embargo los segundos y terceros no. El sexo y las comidas copiosas están bien pero no hay que obsesionarse con ello ya que si lo hacemos nos distanciamos de la búsqueda de la felicidad.
“Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo.”
Por último los placeres de la fama y la riqueza son cosas que tenemos que evitar ya que no nos aportan nada bueno. Siempre vamos a querer más y nos vamos a preocupar por no perdemos.
Epicuro dejó bastantes textos escritos pero desgraciadamente no se conservan casi ninguno. Casi todo lo que sabemos de Epicuro viene de la obra del historiador griego Diogenes Laercio (III d. C.)
En la obra de Diógenes Laercio “Vida de filósofos ilustres” se recogen 40 aforismos de Epicuro conocidos como las “máximas capitales”. Las 4 primeras de estás máximas son la más conocidas y se las conoce como “el tetrafármaco” o remedio en 4 partes contra la angustia existencial.
El primero de estos remedios es “No temas a los dioses”. Según Epicuro los dioses son seres perfectos a los que no les afectan lo que hacemos los humanos.
Nada de lo que hagamos o dejemos de hacer va a tener represalias o agradecimientos por parte de los dioses. Es por esto que no que no hay que preocuparse ni agobiarse por ellos. Si ellos no se preocupan por nosotros, ¿porqué nos vamos a preocupar por ellos?
“¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros.”
Se puede entender que la postura de Epicuro es una postura ateísta (negando la existencia de dios) pero todo lo contrario. Epicuro era teísta y creía en los dioses.
Quizás su postura está más cercana al deísmo, una postura que defiende que dios creó el mundo pero se abstiene de intervenir en lo que allí sucede.
Quizás nos suene la paradoja de Epicuro “Si dios existe y es bueno ¿porqué crea el mal? ¿o es que quiere erradicar el mal y no puede?”. Si decimos que no quiere erradicar el mal entonces dios no es bueno y si quiere y no puede, no es omnipotente.
Esta paradoja es posible que no viniera directamente de Epicuro ya que el concepto de la omnipotencia de dios es un concepto muy posterior a la época de Epicuro. Esta paradoja es usada muchas veces para negar la existencia de dios.
Tomás de Aquino ya respondió a esta paradoja diciendo que el mal es la privación del bien por lo que si el mal existe, existe el bien y existe dios. Además si el mal no existiese desaparecería el orden del bien.
El mal existe para que exista libertad. Sin el mal no podríamos decidir entre el bien y el mal, por lo que la existencia del mal es necesaria para que exista la libertad.
El segundo remedio es “no te preocupes por la muerte”
El miedo a la muerte, el no saber que es y que que hay después de morir es uno de los miedos más importantes del ser humano. Del ser humano de hoy y del de hace 3k años.
En la carta que Epicuro manda a Menecio (la llamada “carta sobre la felicidad” y el texto más famoso de los que han recuperado de Epicuro) dice lo siguiente:
“Cuando estamos, la muerte no está y cuando la muerte está ya no estaos nosotros”. Con esto Epicuro es tajante. No merece la pena preocuparse por la muerte.
Además estaba la creencia de una vida después de la muerte. Un pensamiento en auge en la época de Epicuro. Una vida eterna de placer o de sufrimiento.
Epicuro decía (como seguidor de Demócrito y del atomismo) que con la muerte los átomos del alma se disgregan y desaparece la posibilidad de percibir dolor o placer. No hay nada después de la muerte por lo que no hay que preocuparse de ella. La muerte es la ausencia de sensaciones.
“Acostúmbrate a pensar que la muerte no tiene nada que ver con nosotros, porque todo el bien y todo el mal radica en la sensación, y la muerte es la privación de la sensación”
“La muerte no tiene nada que ver con nosotros. Pues el ser, una vez disuelto, es insensible, y la condición insensible no tiene nada que ver con nosotros.”
El tercer remedio es: “Lo bueno es fácil de conseguir”.
Para Epicuro los placeres naturales y necesarios (el alimento y el refugio) son fáciles de conseguir en la naturaleza. Hasta los animales irracionales son capaces de conseguirlos sin muchos problemas.
Además la felicidad y la tranquilidad del alma son fáciles de conseguir también. No hace falta más que una vida moderada, unas pocas amistades, una buena conversación y de tanto en cuanto algún capricho.
La naturaleza había hecho las cosas necesarias fáciles de conseguir y las difíciles de conseguir, innecesarias. Tenemos que tratar de preocuparnos solo por los placeres naturales y necesarios.
El cuarto remedio es “Lo malo es fácil de soportar”.
El dolor intenso dura poco y el dolor suave es fácil de soportar. El sufrimiento fuerte y duradero es raro por lo que para Epicuro si tienes un dolor agudo no tienes que preocuparte ya que no durará mucho y si es leve, es soportable.
Además según Epicuro hay que confiar que después del dolor llega el placer por lo que no hay que preocuparse.
Y este es el fármaco de Epicuro para alcanzar la felicidad: “No temas a los dioses, no temas a la muerte, el placer es fácil de obtener y el dolor es fácil de evitar”.
Todo esto es discutible. De hecho el debate y la conversación es lo que más le gustaba a los antiguos griegos. Preguntarse por cosas tan primigenias como el dolor, la felicidad, la muerte, los dioses, …
No importan la respuestas. Lo importante son las preguntas y un sitio donde poder realizarlas. Como decía Nietzsche ¿Dónde volveremos a construir el Jardín de Epicuro?