Pues eso que la ninfa Liríope dio a luz un hijo que llamó Narciso. Liríope consultó al adivino ciego Tiresias sobre el futuro de su hijo. Tiresias le dijo que viviría hasta viejo si no se contemplaba a si mismo.
Narciso creció y se convirtió en un joven muy bello. Todas las ninfas y doncellas querían yacer con él, pero este las rechazaba. Una de estas ninfas era la ninfa Eco.
Eco era un ninfa de las montañas (las Oréades), que custodian y protegen las grutas y las montañas. Eco era famosa por su oratoria y elocuencia. Era capaz de entretener a cualquiera con sus palabras durante horas.
Es por esto que Zeus, cuando quería que su esposa Hera no le pillara con sus infidelidades, hacía que la ninfa entretuviera a Hera mientras él se dedicaba a sus cositas.
Pero Hera terminó enterándose y castigó a la ninfa. El castigo fue que le privó de su capacidad de hablar y le condenó a que solo podría repetir la última palabra que dijera su interlocutor.
Un día Narciso se encontraba paseando por el monte y se topó con Eco. Esta se enamoró de Narciso. Eco intentó hablar y expresar su amor pero solo podía repetir la última palabra de Narciso. Narciso la rechazó.
No solo la rechazó sino que se burló de ella. Eco, desolada se recluyó en una cueva, repitiendo la última palabra de su amado. De ella es la voz que escuchamos en la cuevas, repitiendo la última palabra que decimos: El eco
Némesis, la diosa de la solidaridad, venganza, equilibrio, fortuna y la justicia retributiva (de la que hablamos en otro hilo), se percató de esta ofensa y castigó a Narciso
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Dijo que si no podía enamorarse de una ninfa no podría enamorarse de nadie, salvo de sí mismo.
Es por esto que un día caluroso Narciso tenía sed y se acercó a un lago a beber agua, pero lo que vio en el agua le dejó maravillado: Su reflejo.
Una belleza increíble le miraba y se quedó prendado de esa imagen. Le hablaba, pero solo le repetiría la última palabra que decía. Estaba tan ensimismado mirándose el reflejo que no sabía Eco estaba cerca de él.
Narciso no pudo alejarse de su reflejo y terminó muriendo de hambre y sed. Tal y como predijo el adivino Tiresias. Otras fuentes dicen que quiso tocar su reflejo, se abalanzó sobre él y murió ahogado.
Ya en el inframundo se pasó la eternidad contemplando el reflejo de su imagen en la laguna Estigia.
Dado que no amó a nadie, nadie le lloró su muerte en la tierra. En le sitio donde murió surgió una flor amarilla: El narciso.
El narciso es una flor que suele crecer en las orillas de los ríos y lagos, reflejándose en ellos tal y como lo hizo Narciso.