Hoy hablaremos del origen de los dioses griegos. Hoy hablaremos de los dioses primigenios. Dentro hilo.
La cosmología es el relato sobre cómo se configura el orden en el mundo. Recordemos que orden en griego se decía cosmos. En la antigua Grecia nunca existió un relato canónico sobre la formación del mundo.
En el cristianismo y el judaísmo esto está claro. Se narra en el comienzo del primer libro del antiguo testamento de la Biblia: el Génesis. En la antigua Grecia se compusieron cosmogonías diversas que ofrecían versiones distintas sobre el origen de las cosas.
Esto es, en parte, originado por la propia historia de la antigua Grecia. La antigua Grecia comienza tras el colapso de la civilización micénica.
Las antiguas ciudades micénicas, como Micenas, Tirinto, Pilos o Tebas, alcanzan su momento de esplendor en la edad de bronce tardío, sobre el siglo XIII a. C., pero terminaron colapsando al final del siglo XII a. C.
Hay diferentes teorías sobre el motivo de este colapso, como invasiones, desastres naturales…, pero no está claro. Lo que es claro es que las grandes ciudades micénicas terminaron cayendo y sus habitantes tuvieron que huir de ellas y refugiarse en los montes.
Esto generó un periodo de involución en el que desaparecieron casi todas las muestras de arte y cultura. Las gentes de aquellos siglos bastante tenían con sobrevivir y es aquí donde aparece la antigua Grecia, tras la caída de la civilización micénica.
Este primer periodo es lo que denominamos periodo oscuro, que abarca desde el siglo XII hasta principios del siglo XVIII a. C. Se llama así por la falta de evidencias arqueológicas y registros escritos que arrojen luz sobre la historia de Grecia en esos momentos.
Nosotros, hoy, no tenemos casi registros de lo que pasó en la edad oscura, pero es posible que las personas del siglo XVIII a. C. tampoco los tuvieran.
Esta falta de referencias hizo que los poetas como Hesíodo y Homero partieran de un folio en blanco y se inventaran unas nuevas cosmogonías.
Esta diversidad se da, en parte, a un hecho obvio: Ninguna cosmogonía puede proceder de la experiencia y siempre es una especulación. Esto permite una variedad de propuestas.
Además, para los antiguos griegos, una cosmogonía era una visión de cómo es el mundo. Si se considera que las cosas sean de una u otra manera, debe ser porque se originaron de esta o de aquella manera.
La cosmogonía es una explicación de la organización actual del mundo. Las cosas son como son porque no podrían ser de otra manera, dado que fueron configuradas así en su propio origen, y así seguirán siendo.
La cosmogonía trataba sobre el origen del mundo físico, pero también se comportaba como una teogonía, es decir, el origen de los dioses inmortales. Unos dioses que no morían, pero que nacieron en algún momento.
Si bien el cristianismo lo deja claro desde la primera frase de la Biblia “Dios creó el cielo y la tierra“, en la que muestra a un Dios creador que existe desde siempre, en la mitología griega se desconoce el concepto de creación del mundo anterior a los dioses.
Esto tiene algo significativo: existe un mundo anterior a los dioses. Los dioses surgieron dando un orden (cosmos) separando dos fases claramente diferenciadas, antes y después de producirse este orden.
Es en este momento de transición dónde se encuentran los dioses primordiales o primigenios. Los dioses primordiales son los primeros que surgieron en el universo. Personifican realidades naturales o grandes sectores del mundo.
A diferencia de sus sucesores, los dioses nuevos, que son divinidades antropomórficas, con los dioses primordiales a menudo no estamos seguros si nos estamos refiriendo a divinidades o a realidades físicas.
Son los dioses que apenas reciben culto y que no tienen influencia en el nuevo orden de los dioses olímpicos. A menudo los dioses primordiales no se documentan de forma detallada en las cosmologías.
Solo tenemos información incompleta y fragmentaria de sus relatos, salvo quizás en la teogonía de Hesíodo, que tampoco es muy detallada.
Hesíodo arranca su teogonía con Caos. No confundirlo con el sentido actual de la palabra caos que vendría a ser desorden. Caos significaba una especie de hueco o abertura.
Caos es la representación del vacío que permite que en el universo haya seres distintos y separados los unos de los otros. Es la composición del mundo antes de que existiera nada.
Esta primera separación produce un hueco entre la tierra y el cielo. Por esto surge la tierra (Gea), que engendró ella misma por partenogénesis al cielo estrellado (Urano).
Además de esta separación se produce otro espacio, un mundo inferior, Tártaro, que luego será el mundo de los muertos.
También surge Eros, la personificación del amor. Eros es también una parte del universo, y una potencia creativa que surge también en el momento inicial del mundo.
Un agente que permite que el mundo siga funcionando y que es el responsable del atractivo necesario para propiciar la atracción y unión sexual, una atracción sexual que existe antes incluso de que exista una distinción entre los sexos.
Éstas son las cuatro deidades primigenias de Hesíodo: Caos, Gea, Urano y Eros.
De Caos, también surge Oscuridad (Erebo) y Noche (Nix). De la unión de la noche y la oscuridad nacen realidades contrapuestas a estas como el día (Hemera), que se turnará con la noche para cubrir el espacio entre el cielo y la tierra.
También surge Éter (el brillo, la luminosidad) que se situará en un espacio superior entre el cielo y la tierra, encima de Aer, o el aire.
Gea y Urano pasan de ser entidades físicas a dioses antropomórficos que tendrán varios hijos como los titanes, que posteriormente engendrarán a los dioses olímpicos.
Pero como hemos comentado antes, las cosmogonías en la antigua Grecia eran diversas. Lo que hemos comentado hasta ahora es la cosmología más, digamos de alguna manera, conocida, que es la cosmogonía de Hesíodo.
Pero también tenemos las Rapsodias, un poema órfico, en el que se habla de otras cosmogonías. Aquí se habla que el principio es la Noche, descrita como una indefinida tiniebla interminable, compuesta por los cuatro elementos.
De la noche nacen Tiempo y Necesidad, o lo que vendría a ser el tiempo ordenado. Del tiempo nacen Éter y Abismo (que vendría ser algo similar al Caos de Hesíodo).
Tiempo engendra en Éter el huevo cósmico o el huevo del mundo. Cosmos en forma de huevo. Un huevo resplandeciente del que surge Fanes, dios bisexual, con alas de oro y con cuatro cabezas: de toro, carnero, león y serpiente.
De este dios surgen luego los demás animales. Fanes es considerado como el primogénito, por ser el primer nacido, y Eros el responsable de la unión sexual y la continuidad de los seres vivos.
Fanes se une consigo mismo y engendra la Noche (ahora personificada) con la que se une y nace el cielo (Urano) y la tierra (Gea). La historia de la teogonía órfica continúa convergiendo con la teogonía de Hesíodo, con un Zeus, gobernando el mundo.
Esta teogonía introduce, eso sí, una novedad. Zeus engulle a Fanes y queda embarazado de todo el universo, para darle a luz de forma ordenada.
Existen otras teogonías de las que tenemos muy pocos datos, como la de Epiménides, que presenta Aire y Noche como deidades primigenias de las que surgen Tártaro y los Titanes, que engendran en un huevo del que surge luego el resto de los seres.
Incluso existen otras teorías o mitos que expresan diferentes filósofos para explicar su pensamiento, como Platón cuando habla de Eros en el banquete.
Como hemos comentado antes, los dioses primigenios solo forman parte de la creación o composición del cosmos.
Después carecen de importancia en el panorama religioso y ritual y carecen también de culto, todos salvo quizás Gea, la diosa tierra madre (Ge meter), identificada con otras diosas como Deméter.
El culto principal en la antigua Grecia se centra en los dioses posteriores, unos dioses con una fuerte jerarquización con Zeus como dios supremo, junto con un grupo de dioses en la parte superior de la pirámide: los dioses olímpicos.
Pero esto ya es otra historia.
—
Fuente: Religión griega: Una visión integradora. Alberto Bernabé y Sara Macías Otero