Demócrito nace en Abdera en el 460 a. C. Abdera fue una polis de la región de Tracia cerca de la isla de Tasos y la actual Kavala.
Demócrito de Abdera, a pesar de ser contemporáneo de Sócrates, es considerado un filósofo presocrático ya que su filosofía se basa en la búsqueda del principio de las cosas, nexo de unión de todos los presocráticos.
Como del resto de filósofos presocráticos no tenemos muchos datos y es posible que muchas de las teorías que se la atribuyen sean de su maestro Leucipo.
Los filósofos presocrátricos tienden a la búsqueda del principio de las cosas bien sea un origen material, un elemento común o una ley o esencia. Es lo que se denomina el Arkhé o Arché.
Cada presocrático establece un Arché diferente y explica la composición del mundo (cosmología) a partir de este. Algunos establecen un único principio u origen. Son los denominados monistas.
Parménides marca el callejón sin salida de los filósofos monistas ya que establece que de un principio único no se puede obtener una realidad múltiple. Si de la unidad llegamos a la multiplicidad quiere decir que lo uno cambia y se transforma.
Para Parménides el cambio es imposible ya que implica el paso del no-ser al ser. El no-ser es la nada y de la nada nada sale. Después de Parménides los filósofos parten de idea que para llegar a la multiplicidad hay que partir de la multiplicidad.
Demócrito pensaba que la realidad estaba compuesta por una pluralidad de principios. Esto es lo que considera una filosofía pluralista, en contraposición a los monistas.
A diferencia de Heráclito (del que hablamos en otro hilo) que tenía fama de gruñón y se le representaba llorando a Demócrito se le representa riendo dada su fama de risueño y desenfadado.
Demócrito toma de Parménides la inmutabilidad y eternidad del ser y de Heráclito la existencia del cambio. Con esto define la existencia como la unión de dos conceptos: Lo lleno (en referencia al ser de Parménides) y lo vacío (el no-ser).
Para que exista cambio tiene que existir un vacío por el que las cosas puedan circular. Lo lleno por otra parte, no está lleno del todo. Está compuesto, a su vez por partes que se componen de lleno y vacío. Esta división de partículas llega hasta cierto punto.
Existen unas partículas que no pueden ser divididas. Demócrito llama a estas partículas “átomos” (aka “lo que no puede ser cortado”). Los átomos son totalmente llenos y no tienen vacío en su ser.
Para Demócrito los átomos tienen figura, tamaño y volumen pero no tienen partes por lo que no se pueden dividir. Los átomos son la unidad de todo.
Se mueven e interactúan los unos con los otros, chocando entre sí e incluso uniéndose formando las cosas, que no son más que agregados de átomos. Esta unión de átomos se denomina apálaxis.
La unión de átomos para formar cosas no significa una fusión de átomos. Los átomos siguen siendo átomos independientes. El objeto creado es una ilusión derivada por el entrelazamiento de átomos, que siguen siendo lo único real.
Las cosas son como las constelaciones. Percibimos una forma en el cielo pero no son más que estrellas independientes. Lo que vemos es una ilusión, un espejismo, una apariencia. El todo no es más más que la suma de las partes. No existe nada más que el átomo y el vacío.
Los átomos de Demócrito conparten muchas características del ser de Parménides. También son increados e imperecederos. Siempre han existido. Pero a diferencia del ser de Parménides, que es inmutable, los átomos están sujetos al cambio con respecto a su posición en el vacío.
Cualitativamente todas las cosas son iguales y solo se diferencian entre sí por la figura, forma y el orden de su composición de sus átomos. Las cosas nacen cuando establece esta relación entre átomos y mueren cuando se rompe la relación.
El universo es un agregado de átomos fruto del azar donde estos chocan los unos contra los otros.
El alma también está compuesta por átomos y vacío. Estos átomos se mueven constantemente y dan vida al cuerpo que no es más que el recipiente del alma.
Al respirar introducimos átomos en el cuerpo. Esto es lo que da la vida. Cuando dejamos de respirar los átomos del alma se dispersan y son expulsados del cuerpo. De esta manera morimos.
Los átomos no tienen cualidades sensibles como el color, sabor, … Todas estas cualidades no existen. Para Demócrito este conocimiento sensorial es algo oscuro.
Son ilusiones, elementos puramente subjetivos que solo están en la mente de la persona que los percibe, en contraposición de las características reales de los átomos.
“Dice el intelecto: ‘El color es por convención, lo dulce es por convención, lo amargo es convención, …’ En verdad solo hay átomos y vacío”
Esta diferenciación entre lo objetivo y lo subjetivo es la base de la diferencia entre las cualidades primarias y secundarias, uno de los principales temas de reflexión de la filosofía moderna.
La ausencia de cualidades sensibles, junto con la ausencia de la teleología (un orden en el universo, un fin) dan una visión mecanicista del mundo (ve el universo es una gran máquina).
Filósofos posteriores como Platón y Aristóteles se oponen enérgicamente a esta visión mecanicista y apuestan por una visión teleológica del mundo, que explica la naturaleza por medio de sus causas finales. Existe por un fin (no como en el mecanicismo).
Fue contemporáneo de Sócrates y sus ideas no calaron tan hondo como las de este en su tiempo pero su pensamiento fue retomado más adelante por filósofos helenísticos como Epicuro.
Además científicos posteriores recuperan el pensamiento mecanicista de Demócrito y por esto es considerado por algunos como el padre de la ciencia moderna.