Antigua Grecia logo Antigua Grecia

Hoy hablaremos de un ciclo de obras literarias: un ciclo del que solo se conservan dos, aunque esas dos son nada menos que la Ilíada y la Odisea. Hoy hablaremos del ciclo troyano.

Todos conocemos la existencia de la Ilíada y la Odisea.

La guerra de Troya está en el imaginario popular de la sociedad occidental desde hace más de 25 siglos.

A pesar de la tensión de las obras, no abarcan todo lo que tiene que ver con la guerra de Troya.

Todos conocemos, por ejemplo, el incidente del caballo de madera con los griegos, capitaneados por Odiseo, entrando en las inexpugnables murallas de Troya y ganando la guerra.

Pues bien, este incidente no se menciona en ningún momento en la Ilíada. La Ilíada transcurre en el último año de la guerra de Troya, y termina justo antes de finalizar, cuando Aquiles accede a las súplicas de Príamo, rey de Troya, y le entrega el cadáver de su hijo Héctor, para que pueda darle sepultura.

Así transcurrieron los funerales de Héctor, domador de caballos. Todo esto antes del incidente del caballo. En la Odisea, concretamente en el canto IV, se menciona de pasada la historia del caballo.

Untitled

Para conocer la historia completa de la guerra de Troya y sus consecuencias hay que ir a una serie de 12 relatos y narraciones épicas conocidas, en su conjunto, como el ciclo troyano. Estas obras datan de los siglos VIII y VI a.C.

La Odisea y la Ilíada son las únicas obras que se conservan. El resto de poemas se han perdido y solo los conocemos por referencias y citas que hay en otras obras, así como los resúmenes que realizaron autores posteriores.

Todos estos fragmentos fueron recopilados por un autor que se identificó a sí mismo como Proclo, del que no tenemos muchos datos. Se cree que fue Eutiquio Proclo, un tutor del emperador Marco Aurelio, que vivió durante el siglo II d.C.

También hay quien afirma que este Proclo fue un neoplatónico que vivió en el siglo V d.C.

Sea como fuere, este Proclo publicó unos breves resúmenes con fragmentos de citas en un libro llamado Chrestomateia Grammatiké (útil de aprender). Este libro creó un género literario en sí mismo denominado Crestomatía, o colección de escritos selectos para la enseñanza.

Hay que recordar que numerosos dramaturgos griegos posteriores al siglo V a.C., así como autores más recientes como Virgilio o Ovidio y Tito Livio, continuaron con la saga, añadiendo detalles y desarrollando la historia en la forma que la conocemos hoy en día.

No nos tenemos que sorprender de que, con frecuencia, estas adiciones tardías contradigan el argumento original.

El ciclo troyano comienza con la Cipria, una obra que contaba con 11 libros o capítulos y abordaba los acontecimientos que condujeron a la guerra de Troya, así como los nueve primeros años de guerra.

No tenemos claro su autor pero parece que fue Ciprias de Halicarnaso y que el título procede de su nombre, aunque es posible que fueran varios los autores.

La Cipria arranca con un Zeus que, sin especificar las razones, conspira para provocar la guerra de Troya, y envía a la diosa de la discordia, Eris, a la boda de la nereida Tetis con el mortal Peleo, príncipe de la isla de Egira.

Eris, la cual no estaba invitada a la boda, acude con un regalo: una manzana de oro con la inscripción “Kallisti” (para la más bella).

Las diosas Hera, Atenea y Afrodita asumen que la manzana es suya y disputan por la misma.

Zeus ordena a Hermes que lleve a las diosas al monte Ida donde encontrarán a un pastor, un alma pura, quien decidirá para quién será la manzana.

Untitled

Este joven, conocido como Alejandro, tenía una historia peculiar. Aunque no lo conocían en ese momento, era hijo de Príamo, rey de Troya.

Al parecer Príamo, cuando su esposa Hécuba estaba embarazada, había tenido un sueño en el que la reina daba a luz, no a un niño, sino a una antorcha con serpientes ardiendo.

Las chispas de esa antorcha terminaban quemando Troya. Los adivinos interpretaron que ese sueño significaba que el niño terminaría siendo la destrucción de la ciudad.

Es por esto que cuando nace el niño, al que llamaron París, es abandonado por su padre en la ladera del monte Ida para que muriese.

Sin embargo, fue salvado por un oso, que lo alimentó hasta que un pastor lo encontró y lo crió como si fuera su hijo, llamándolo Alejandro. Esta dualidad de nombres (Alejandro/París) puede tener como explicación también que uno era el nombre que utilizaban los griegos y el otro, el que utilizaban los troyanos.

Sea como fuere, durante todo el ciclo troyano se usan los nombres de París y Alejandro de manera indistinta.

Algo similar pasa con Troya, a la que a veces se le llama Troya y otras Ilión (de ahí el nombre de Ilíada).

Bueno, pues Alejandro/París, sin conocer todavía que era un príncipe hijo del rey de Troya, termina decidiendo qué diosa se quedará con la manzana. Afrodita resulta vencedora, pues le había prometido el amor de la mujer más bella del mundo, Helena.

Luego, aunque la Cipria lo omite, París se reencuentra con sus padres biológicos, quienes lo aceptan con alegría en la corte.

Aunque no queda claro, París parte hacia Esparta en misión diplomática. Es allí donde París conoce a Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta. Cumpliendo la promesa de Afrodita, Helena y París se enamoran y, aprovechando la ausencia de Menelao, escapan juntos a Troya (pasando primero por Sidón).

Untitled

Cuando Menelao se entera, organiza una expedición a Troya junto con su hermano Agamenón, rey de Micenas, y otros reyes griegos, para recuperar a Helena.

Antes de partir todas las tropas se congregan en Áulide, ciudad portuaria en la costa oriental de Beocia, en la Grecia continental.

Los barcos parten hacia Troya y la destruyen, pero se habían equivocado. Habían desembarcado por error en un lugar llamado Teutramia, al sur de Troya, en la península de Anatolia, que confundieron por error con Troya. Antes de que pudieran advertir el error, una tormenta desperdigó las naves y tienen que regresar a Áulide.

Mientras esperan a partir de nuevo, se produce uno de los acontecimientos que luego fueron tratados en varias tragedias griegas. La diosa Artemisa había enviado unos vientos que evitaban que los barcos pudiesen zarpar de nuevo a Troya.

Las razones que tenía la diosa no quedan claras en la Cipria. Posteriormente, en tragedias griegas, se continúa esta historia dando un motivo a la diosa: la muerte de un ciervo sagrado por parte de los soldados de Agamenón.

Dado que los barcos no podían zarpar, Agamenón se impacienta y sacrifica a su hija Ifigenia para aplacar a la diosa.

Untitled

En la Cipria, Artemisa salva en el último momento a Ifigenia poniendo a un ciervo en su lugar.

Algo similar al sacrificio del hijo de Abraham, Isaac, en el Génesis de la Biblia (Gen 22).

Al final la diosa se calma y los barcos parten. Primero hacia la isla de Ténedos, luego a Lemnos, para terminar en Troya. El primer ataque a Troya fracasa y los griegos son derrotados por los troyanos.

En esta batalla, los griegos se llevan un botín. Aquiles recibe a Briseida y Agamenón a Criseida, hija del sacerdote troyano Crises, como botín.

Estos acontecimientos preparan el escenario para el primer libro de la Ilíada, titulado “La ira de Aquiles”, en el que se relata la disputa entre Aquiles y Agamenón por los botines de la guerra.

La segunda obra del ciclo troyano es la Ilíada. No me voy a extender aquí ya que es la obra más conocida.

Una peste asola el campamento griego. Los adivinos dictan que el motivo de esto es que han apresado a la hija de un sacerdote del dios Apolo, y por esto el dios los ha castigado.

Los adivinos dictan que Criseida tiene que ser devuelta a su padre para que termine la peste.

Agamenón se niega de primeras pero termina accediendo. Entrega a Criseida pero se apodera de Briseida, arrebatándosela a Aquiles.

Untitled

Este se enoja y decide que tanto él como sus soldados, los mirmidones, dejarán de combatir.

Los griegos se quedan sin su mejor soldado. La historia de la Ilíada no abarca más de 50 días en el transcurso de la guerra, una guerra de 10 años.

La obra termina con el cadáver de Héctor incinerado en Troya. La guerra, con el mejor soldado troyano muerto, se decanta para el lado aqueo, pero todavía no ha terminado.

El resto de los acontecimientos de la guerra se narran en epopeyas adicionales escritas probablemente entre los siglos VIII y VI a.C. El siguiente relato del ciclo troyano es la Etiópida, que arranca donde termina la Ilíada, y fue escrita por Arctino de Mileto en el siglo VIII a.C., al mismo tiempo que las obras de Homero.

Esta obra consta de cinco libros. Aquí se narra cómo Aquiles mataba a Pentesilea, reina de las Amazonas, y posteriormente a Memnón, príncipe etíope, nieto del antiguo rey de Troya Laomedonte, padre de Príamo (por lo tanto, primo de Alejandro/París y Héctor).

Las Amazonas habían traído ejércitos a la guerra en ayuda del bando troyano. Después de esto, París, ayudado por Apolo, mata a Aquiles. En lo poco que tenemos del resumen de Proclo de esta obra no se cuenta mucho sobre cómo muere Aquiles.

Lo que nos ha llegado a la cultura popular con la historia del talón viene de las Metamorfosis de Ovidio.

Los griegos combaten para recuperar el cuerpo de Aquiles, lo llevan junto a sus naves, lo incineran en una pira y se celebran unos juegos en su honor, como los juegos que se celebraron tras la muerte de Patroclo, descritos en la Ilíada.

Odiseo y Áyax disputan por la posesión de las armas de Aquiles, aunque esto se narra en la siguiente obra. La siguiente obra es “La pequeña Ilíada”, escrita por Lesques de Mitilene en el siglo VII a.C.

Untitled

Arranca con Odiseo triunfando sobre Áyax y ganando la armadura y las armas de Aquiles. Áyax termina suicidándose.

La guerra continúa y hay muertes en ambos lados. París muere a manos de Filoctetes.Es aquí donde un hombre llamado Epeo construye un caballo de madera, siguiendo las instrucciones dadas por la diosa Atenea.

Mucho después, fue el poeta épico griego Quinto de Esmirna, que vivió entre los siglos III y IV d.C., quien concede el mérito de la idea a Odiseo, atribuyendo a Epeo únicamente la construcción del caballo.

En la pequeña Ilíada no se nombran a los héroes que van dentro del caballo. Esto es obra de autores posteriores. La obra termina con el caballo entrando en Troya.

La siguiente obra del ciclo troyano es la Iliupersis o el saqueo de Troya. Consta de solo dos capítulos y está repleta de acción. Está escrita por el mismo autor que escribió la Etiópida.

En este poema es donde nos enteramos que los troyanos, a pesar de haber introducido el caballo dentro de sus murallas, desconfiaban de él y se debatieron acerca de qué hacer.

Virgilio inmortalizó luego en su Eneida esto con las palabras de Laocoonte, sacerdote troyano de Poseidón:

“Troyanos, no os fiéis del caballo. Sea lo que sea, temo a los griegos incluso cuando traen regalos”.

Untitled

Los griegos terminan saliendo del caballo y tomando la ciudad.

Aquí termina la guerra con la victoria griega sobre los troyanos y Menelao recuperando a su esposa Helena.

Los griegos arrasan Troya, cumpliendo así la profecía del sueño de Príamo, con una Troya reducida a cenizas por la decisión de París. Pero el ciclo troyano no termina. Quedan los regresos de los héroes a sus patrias.

La siguiente obra es los Nostoi (los regresos). Consta de cinco capítulos escritos por Agias de Trezén entre el siglo VII y el V a.C.

En esta obra se narran los regresos a sus tierras de los héroes. Néstor, rey de Pilos, y Diomedes, rey de Argos, regresan a sus tierras sin sobresaltos.

Mientras tanto, Agamenón y Menelao discuten sobre el momento de abandonar Troya.

Menelao parte primero y es sorprendido por una tormenta que destroza parte de sus barcos y le hace pasar por Egipto.

En los Nostoi no se cuenta mucho de esto y es en la Odisea donde Menelao cuenta a Telémaco su periplo de cinco años vagando por el Mediterráneo.

Agamenón, que se había quedado un poco más en Troya para apaciguar a Atenea, parte a Micenas, donde termina asesinado por su esposa Clitemnestra y el amante de esta, Egisto.

Estos hechos fueron luego ampliados en tragedias de Sófocles, Esquilo y Eurípides.

Menelao también termina regresando a Esparta poco después de la muerte de Agamenón.

Pero el regreso más importante es sin duda el de Odiseo, narrado en la Odisea.

La Odisea es la única obra que, junto con la Ilíada, se ha conservado. Aunque el viaje de Odiseo es, en cierta medida, irrelevante para la historia de la guerra de Troya, sirve para narrar en retrospectiva los años de guerra. Odiseo es capaz de llegar a su patria Ítaca tras 10 años de viaje.

Allí, con la ayuda de su hijo Telémaco, mata a todos los pretendientes que aspiraban a casarse con su esposa, ya que todos le daban por muerto. Después de la Odisea llega el último libro del ciclo troyano: la Telegonía, de tan solo dos capítulos, escrito por Eugamón de Cirene en el siglo VI a.C.

La obra arranca con el entierro de los pretendientes y termina con la muerte de Odiseo a manos de Telégono, hijo que había tenido Odiseo cuando vivió con la diosa Circe durante su viaje de regreso en la Odisea.

Y así termina el ciclo troyano, una trama fundamental en la historia occidental.

Unas historias que se han contado una y otra vez, con variaciones y alteraciones.

París, Helena, Héctor, Aquiles, Odiseo… Personajes de la época micénica protagonizaron los mitos e historias de los antiguos griegos, que hoy siguen estando presentes.