Había un rey llamado Ixión (del que hablamos en hilo de las Furias de Tiziano), rey de Tesália. Ixión se había enamorado de Día, hija de Deyoneo. Ixíon le prometió a Deyoneo que le daría sus famosos caballos si le permitía casarse con su hija.

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Deyoneo aceptó e Ixión y Día se casaron, pero Ixión nunca cumplió su promesa. Esto, por lo que sea, no le gustó a Deyoneo, que se tomó la venganza por su mano y le robó los caballos a Ixión.

Ixión hizo como si no pasaba nada. Incluso invitó a su suegro Deyoneo a su palacio para hacer las paces. Pero los planes de Ixión eran otros. Arrojó a su suegro a las brasas y lo mató. Ixión es el primer hombre culpable de asesinar a un familiar en la mitología griega.

Este crimen era horrible. No por hecho de matar a alguien sino porque vulneraba la sagrada ley de la hospitalidad, la Xenía, de la hablamos en el mito de Licaón.

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Este crimen desterró a Ixión que fue repudiado por donde pasaba. Tras mucho años implorando el perdón de los dioses, Zeus decidió perdonarlo y le invitó a un banquete en el Olimpo.

En ese banquete Ixión se enamoró de Hera, la esposa de Zeus y la acosó. Hera se lo contó a su marido, que no se lo podía creer. No podía creer que su invitado, al que había perdonado de su crimen, acosara a su mujer en el banquete al que le había invitado.

Para comprobar que lo que decía Hera era verdad, Zeus moldeo una nube con la forma de Hera, creando a Néfele (que quiere decir ‘nube’). Néfele flirteo con Ixión e Ixión no dudó y yació con Néfele (pensando que era Hera)

Otras fuentes dicen que Hera, cansada por las múltiples infidelidades de su marido yació voluntariamente con Ixión.

Zeus solo le desterró del Olimpo a Ixión pensado que, al haber bebido ambrosía (el néctar de los dioses), había perturbado su mente. Pero Ixión, fuera del Olimpo, se jactó de haberse acostado con la mujer de Zeus.

Esto si que enfadó a Zeus, que lo fulminó con un rayo (única forma de matar un humano que ha bebido ambrosía). Fue condenado en el Tártaro a ser atado con serpientes a una rueda que daría vueltas sin cesar por toda la eternidad.

De la unión de Ixión y Néfele nacieron los centauros, criaturas con torso humano y cuerpo de caballo.

Los centauros (centáurides, las mujeres centauros) eran unos seres muy fuertes e incivilizados. Amantes de vino y muy agresivos, aunque vivían en equilibrio con la naturaleza y eran amistosos con las otras razas que habitaban cerca de ellos.

Cuenta la leyenda que en la boda de Pirítoo, rey de los lápidas (habitantes de Tesalia) con Hipodamía, invitaron a los centauros, que en cierto modo estaban emparentados ya que eran hijos de Ixión (otro lápita)

Centauros y bebida era sinónimo de problemas. Tanto que, borrachos intentaron violar a la novia. Se lió parda. Entre los lápitas se encontraba Teseo (del que hablamos en otro hilo). Los lápitas consiguieron derrotar a los centauros (conocido como la centauromaquia)

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Pero el centauro más famoso no se hijo de la estirpe de Ixión. El centauro más famoso es Quirón. Hijo de Cronos y la oceánide Fílira (hija de Océano)

Cronos, para evitar que su esposa Rea le pillara en su infidelidad con Fílira, se transformó en caballo. De la unión de Cronos (como caballo) y Fílira nació el centauro Quirón.

Quirón, a diferencia de los centauros de la estirpe de Ixión, era culto y un famoso tutor en música, arte, moral y sobre todo medicina y cirugía. Fue tutor de grandes héroes como Aquiles, Asclepio (dios de medicina), Heracles y Jasón.

Un día Quirón se pinchó accidentalmente con una flecha de Heracles impregnada con sangre de la Hidra de Lerna, que producía heridas incurables. Pero Quirón era inmortal (hijo del titán Cronos), por lo que le sufrió tremendos dolores durante años.

Quirón renunció a su inmortalidad a cambio de la libertad de Prometeo. Se dice que Zeus lo ascendió a al cielo formando la constelación de Sagitario, aunque hay quien dice que la constelación del arquero no se trata de Quirón sino de el sátiro Crotos (hijo de Pan)

Estos dos tipos de centauros (Quirón y los hijos de Ixión) representan, en la mitología griega, el conflicto de la humanidad entre la barbarie y el comportamiento civilizado.