Hoy hablaremos del amigo y discípulo de Sócrates que apuntaba a ser una persona brillante en la historia de Atenas pero que terminó siendo uno de los más odiados. Hoy hablaremos de Alcibíades.
Pongámonos en contexto. Nos encontramos en la Atenas sobre el año 430 a. C. Poco antes de la guerra del Peloponeso. Sócrates tenía unos 40 años.
Alcibíades era un joven ateniense de una de las familias más influyentes de Atenas, los Alcmeónidas, sobrino del mismísimo Pericles, que se encargó personalmente de su educación a la muerte de su padre, siendo Alcibíades muy joven.
Estas familias de la aristocracia formaban parte de los eupátridas (los “bien nacido”, o “de buenos padres”). Alcibíades se estaba preparando para ser presentado en la cuidad y todo apuntaba a que terminaría siendo un gobernante y general (cosa que terminó siendo).
El joven Alcibíades tenía una personalidad magnética. Era un líder nato, gracioso, inteligente, intrépido y ambicioso. También poseía una enorme belleza física. Todo esto le hacía ser el foco de atención.
Tenía todas las cualidades necesarias para representar el ideal máximo de virtud en la antigua Grecia: el kaloskagathos (bello y bueno).
Alcibíades gustaba y se gustaba. De hecho, ese era su talón de Aquiles, su hibris, como decían los griegos para referirse al orgullo y la arrogancia, cosa que se oponía a la máxima griega escrita en la entrada del oráculo de Delfos de “nada en exceso”.
Alcibíades conoce a Sócrates y se queda maravillado con el filósofo y se convirtió en uno de sus seguidores. Todos adulaban a Alcibíades, pero Sócrates no se mostraba paternalista con él y le echaba en cara sus vicios.
De todas formas, Sócrates tenía un especial cariño con Alcibíades. Quizás era que se veía reflejado en él cuando era joven. Sócrates inculca en Alcibíades su pensamiento usando el método socrático, conocido como mayéutica.
Un método socrático constaba de 3 partes. Primero consistía en dirigirse a alguien que se considerara sabio en alguna materia.
Entonces se le hacía preguntas, muchas veces basadas en analogías, todo esto encaminado en ver si la persona era realmente sabia o no (por lo general solía ser que no).
Entonces, si el interlocutor reconoce que realmente no entiende el tema en cuestión, se le muestra la enseñanza mediante analogías, para que poco a poco vaya convenciéndose hasta llegar a la conclusión que quería enseñar.
Entonces, cuando el interlocutor está convencido se empieza desde el principio. Es por esto por lo que muchos diálogos de Platón (en los que Sócrates es el protagoniasta) terminan sin una conclusión, lo que se considera una aporía.
Estas enseñanzas forjaron Alcibíades. El ser humano es un simio con tendencia a la agresividad, aunque también es un ser capaz de actuar en contra de sus instintos y elevarse a las cotas más altas del saber.
Alcibíades era un amasijo de pulsiones junto con un raciocinio inculcado por Sócrates. Como dijo Sartre: “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. Todo eso forma el carácter de Alcibíades.
En el 415 a. C. Alcibíades ya era un general ateniense. Entró en política rivalizando con Nicias, uno de los generales atenienses más importantes tras la muerte de Pericles. Alcibíades se oponía al carácter dubitativo, supersticioso y estratégico de Nicias.
Es aquí cuando llega el momento más importante en la trayectoria política de Alcibíades. Hace uso de su poder de persuasión y convence a la asamblea de Atenas para que le permitan dirigir una expedición para conquistar Sicilia.
Nicias, un general con mucha más experiencia que Alcibíades intenta advertir a la asamblea que esta expedición podía ser un fracaso.
Pero el poder de persuasión de Alcibíades les termina por convencer de que la victoria sería rápida y le dan el mando de una flota de 400 barcos y 5k soldados.
Alcibíades tenía que estar en la cima. Un joven e inexperto general ateniense había llegado a estar al mando del gran ejercito ateniense, pasando por encima de Nicias.
Parece ser que la noche antes de partir para la batalla Alcibíades decide celebrarlo y se corre una gran juerga. Durante la juerga, fruto del alcohol, se dedicaron a romper los penes erectos de más de cien estatuas del dios Hermes que se encontraban repartidas por la ciudad.
Este acto fun un escándalo religioso que afectó a toda Atenas. Fue denominado las Hermocópidas.
Las Hermas eran unos pilares cuadrados con un busto (normalmente del dios Hermes). A media altura tenía un falo en erección (símbolo de fuerza y virilidad). Se creía que tenían propiedades apotropaicas (alejar el mal y proteger de la mala suerte).
En la Antigua Grecia, la representación de falos en erección no eran un tema tabú ni era algo considerado como obsceno. Se consideraba algo parte natural de la vida y la fertilidad. Estas representaciones eran un símbolo sagrado y protector.
Bueno pues Alcibíades se las cargó, aunque nadie sabía que había sido él, por lo que partió a la batalla. Semanas después la verdad salió a la luz y Alcibíades fue acusado de profanación (un delito muy grave en la antigua Grecia).
Alcibíades decidió huir. Traicionó a Atenas y se refugió en Esparta, prestando sus servicios al enemigo de Atenas. La campaña de Sicilia, ya sin Alcibíades, fue un desastre.
Perdió gran parte de su flota, miles de atenienses murieron y otros tantos fueron vendidos como esclavos y murieron trabajando en las minas. Los atenienses pasaron de amar al brillante Alcibíades a tratarlo como el peor traidor que había tenido Atenas.
Nunca olvidaron que uno de los discípulos de Sócrates hizo peligrar la democracia ateniense. De hecho, Atenas terminó perdiendo la guerra del Peloponeso frente a Esparta y nunca más volvió a ser lo fue.
No digo que Alcibíades tuviera la culpa de la derrota total, pero sí tuvo un papel protagonista en ella.
Alcibíades, en Esparta, tampoco terminó bien. Su estilo de vida no encajaba con la disciplina y austeridad espartana. Además, empezó a ejercer influencia sobre los jóvenes espartanos, por lo que se volvió impopular en Esparta y abandona la polis.
Terminó buscando refugio en Persia donde intentó convencer al rey persa Artajerjes II para reconquistar Atenas. Nada de esto fraguó y terminó asesinado en el 404 a. C. en circunstancias desconocidas.
Sócrates y Alcibíades, maestro y pupilo, tuvieron trayectorias diferentes. El filósofo prefirió morir a manos de sus conciudadanos antes de renunciar a sus principios, mientras que Alcibíades prefirió traicionarlos a todos para conservar su vida.
Esta es la controvertida historia del carismático Alcibíades. Un personaje destinado a ser una figura importante en la historia de la democracia ateniense y que terminó siéndolo, aunque quizás no como a él le hubiera gustado.
Fuente:
La forja del carácter. Massimo Pigliucci Aquiles en TikTok. Eduardo Infante Historia de los griegos. Indro Montanelli