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¿El nacimiento de Venus o el nacimiento de Afrodita? ¿Es Afrodita y Venus lo mismo? ¿Es Venus simplemente el nombre romano de Afrodita? Dentro hilo.

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Afrodita es la diosa griega del amor, del placer y de la belleza, también asociada con la procreación. La principal representación que se hace de Afrodita es lo que se conoce como Afrodita Urania.

Parte de la cosmogonía de Hesíodo y representa a la diosa del amor celestial o amor espiritual. Es la diosa que nace cuando Cronos castra a su padre Urano y tira sus genitales al mar.

Del agua surge una espuma y de la espuma nace Afrodita, ya joven y bella, mientras que el dios del viento Céfiro la impulsa hacia la orilla. Afrodita viene a significar ‘surgida de la espuma’.

Esta representación del nacimiento de Afrodita es la que aparece en prácticamente todas las representaciones del nacimiento de la diosa. Es lo que se denomina Afrodita Anaidomena, o Afrodita saliendo del mar.

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Es por esto por lo que también se dice que Afrodita es hija de Thalasa, que era la personificación del mar (mar en griego es thalasa). Además de la versión del mito de su nacimiento que nos cuenta Hesíodo, Homero nos cuenta que es hija de Zeus y Dione.

Afrodita es al mismo tiempo el amor más excelso, el amor que mueve al mundo, y el amor de más baja estofa, vinculado incluso con la prostitución (Afrodita Pandemos, o Afrodita de todo el pueblo).

Sus fiestas estaban asociadas a la sensualidad e incluso hay algunas muy curiosas como la que se daba en Corinto, donde tenía lugar una prostitución sagrada, asociada a la diosa.

A Afrodita, diosa del amor, también se la conoce como Cipris y representa el impulso amoroso y erótico, el placer sexual, la pasión y la seducción.

Como vemos Afrodita está relacionada con el deseo sexual y anhelo, que personifican Eros e Hímero. Para Afrodita la virginidad es un acto de impiedad contra ella, y se vincula con todo lo femenino, como las flores, las sonrisas y adornos.

Afrodita está casada con el más feo de todos los dioses, Hefesto, el dios de la fragua, cojo de las dos piernas, al que le es constantemente infiel, como su caso más sonado, con Ares, el dios de la guerra. Afrodita representa una sexualidad libre y desenfadada.

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En la iconografía de Afrodita Urania se la suele representar con un cisne, tortuga o un orbe, o bola que representa el globo terráqueo. Esta Afrodita se usa para representar la dimensión espiritual y el amor, frente a la dimensión terrenal y el placer sexual de la Afrodita Pandemos.

Esta doble cara del amor también se reflejaba en las festividades asociadas a la diosa.

Todo esto es en Grecia, pero ¿Qué pasa en Roma? Siempre se ha dicho que los dioses romanos son los mismos que los griegos, a los que simplemente les cambiaron los nombres. Esto no es del todo cierto.

Para empezar el concepto de religión en la antigüedad es un término que difiere de lo que hoy entendemos por religión.

Es curioso que los griegos, con un idioma tan rico y repleto de palabras para todo, no tuviera ninguna palabra para referirse a la religión, siendo esta una parte fundamental y esencial de su sociedad.

En la Antigua Grecia todo tenía que ver con la religión. Desde el culto a los dioses propiamente dicho, como cosas tan dispares ante nuestros ojos de hoy como lo podría ser el teatro, las competiciones deportivas, la guerra e incluso la propia vida en sociedad.

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Los dioses eran los protectores de las ciudades, por lo que ir en contra de las tradiciones y costumbres de la ciudad era ir en contra de los dioses. Esto acarreaba una acusación por impiedad, que podía desembocar en sentencias de muerte, como lo fue en la condena de Sócrates.

Lo más parecido que hay en griego a “Religión” es el término “Eusebeia”, que significa piedad, y expresa reverencia. Religión es una palabra latina que originalmente consistía en el prefijo “re” (indicando reiteración, de nuevo) sobre “ligare” (ligar, unir).

Vendría a significar estar muy unido a los dioses. De todas formas, el término “religión” ha sido debatido durante siglos.

Cicerón ser refería religión como derivado de “relegere”, o releer, enfatizando a la religión como un conjunto de ceremonias y actos sagrados cuyo éxito depende de la exactitud con que se realicen.

Posteriormente, teólogos cristianos, han asociado “religión” con el término “re-eligere”, relacionado con la capacidad de elección, eligiendo la verdadera religión.

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Esta distinción entre culto verdadero y culto no verdadero o pagano es algo relativamente “moderno” y surge a partir del cristianismo. En las religiones anteriores no se contemplaba esto. Los dioses eran los dioses. y no se contemplaba la existencia de dioses verdaderos o dioses falsos.

Lo que sí que se contemplaba era el culto a los dioses de la polis sobre el culto a otros dioses de fuera.

Esta es una de las acusaciones que se le hicieron a Sócrates, al que se le acusó de asebeia (impiedad), de corromper a los jóvenes con sus ideas y de no creer en los dioses de la ciudad.

Cuando Heródoto nos cuenta las costumbres de otros pueblos, como los egipcios y los persas, no habla de que profesen otras religiones diferentes. Habla de otros dioses y muchas veces los asimilan a dioses ya existentes. Es común que los dioses tengan diferentes nombres.

Nosotros, hoy, vemos la religión egipcia y la griega como religiones diferentes, pero para los antiguos griegos esto no era así. Eran diferentes caras del mismo concepto. Los mismos dioses con diferentes nombres.

La mayoría de los dioses en todas las culturas provienen de personificaciones de fenómenos naturales. Es común que el rayo, tan poderoso y destructivo, se le asocie con una divinidad, como el cielo y la tierra.

En muchas culturas este es el origen de las cosmogonías, que surgen de la unión del cielo y la tierra. Es por esto por lo que los mitos griegos, romanos y etruscos se retroalimentan, compartan conceptos y tengan similitudes.

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Todos veían el Sol, los rayos, la fuerza del mar, y lo asociaban a divinidades. Los dioses romanos surgen a partir de los poderes divinos que hay detrás de las representaciones divinas.

Grecia y Roma entran especialmente en contacto en el siglo IV a. C., pero antes de esto Roma ya tenía su Júpiter y sus divinidades, de la misma manera que Grecia tenía su Zeus y sus otros dioses.

Por ejemplo, cuando los romanos traducen las obras de la Ilíada y la Odisea al latín hacen una interpretación.

Se adaptan los dioses griegos a los romanos existentes y dado que muchos comparten características, es así como surgen las tablas de equivalencias entre dioses griegos y romanos que todos hemos visto.

El Zeus griego pasa a ser Júpiter, Hermes pasa a ser Mercurio, Afrodita pasa a ser Venus… Pero esto no implica que los romanos no tuvieran estos dioses. Ya los tenían de antes, solo que los adaptan para que los entienda el público romano.

Lo mismo que hizo Heródoto cuando hablaba de los dioses egipcios. Estamos asociando dioses diferentes, con unas características similares.

De todas formas, algunos dioses sí que son unos dioses totalmente importados de Grecia, como es el caso de Apolo, al que los romanos llamaban Febo, y que era uno de los nombres que tenían los griegos para referirse a Apolo (el resplandeciente)

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Volviendo al tema de Afrodita, esta diosa es similar a la Venus romana, aunque no exactamente la misma.

La Afrodita griega tenía un carácter más complejo y caprichoso que la Venus romana, aunque compartían símbolos, como la manzana (por el mito del juicio de Paris), la concha marina (símbolo de la fertilidad) o la paloma blanca (símbolo de pureza, amor y fertilidad).

Dado que el Imperio Romano expandió su cultura y religión por gran parte de Europa, incluyendo la península ibérica, el nombre de Venus es el que se adoptó en las lenguas romances y la figura de Venus tuvo presencia prominente en el arte y la literatura.

Venus tenía además un papel en Roma como protectora de la dinastía Julio-Claudia. El propio Julio César le dedicó un templo en Roma.

Venus, por tanto, no tenía una connotación religiosa tan fuerte como Afrodita y se adaptó mejor a la secularización de la sociedad, o el paso de una sociedad de la esfera religiosa a una civil.

El cristianismo (que recordemos que es una religión romana), con su énfasis en la castidad, el matrimonio y la espiritualidad, chocaba frontalmente con las representaciones de Afrodita como diosa del amor sensual y la atracción física.

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Los primeros cristianos veían a Afrodita/Venus como una figura demoníaca, asociada a la idolatría, la inmoralidad y los placeres mundanos, y prevaleció su parte de diosa protectora.

En este contexto, la imagen de Afrodita, asociada a la sexualidad, ha perdido terreno frente a la de Venus, que puede interpretarse como un símbolo más neutral y universal. El movimiento feminista ha reinterpretado la figura de las diosas, buscando resaltar su poder y autonomía.

En este sentido, Afrodita, tradicionalmente asociada a la belleza y la seducción masculina, ha sido revalorizada por su fuerza e independencia y como símbolo de figura empoderada.

Todas las imágenes que usado en el hilo son representaciones del nacimiento de Afrodita/Venus. Una imagen icónica y recurrente en la historia del arte.

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